lunes, 1 de noviembre de 2021

La fulgurante Pasión

La fulgurante Pasión

En un banquito guardaba el tiempo frente a un periódico que, estaba poseído por la expectativa de la Magna, pasaban los niños con sus disfraces exaltadamente lúgubres. No sé, pero absorto quedé pensando cómo nos llegó el doctor y alcalde  Pedro Aparicio a nuestras filas. En Toledo le habían invitado a una mesa redonda junto a Jose María González Ruiz y Gregorio Peces-Barba para tratar desde el punto de vista teológico, jurídico y médico la Pasión de Cristo, trabó amistad con Gregorio, uno de nuestros significados padres de la Constitución, y a militar en el PSOE. Repite bien mi compadre Yuri Chuguyev y Lara, -“Los caminos del Señor son inescrutables”.

Llegó al ensayo el amigo Callan, con su bella hija Moya, disfrazada de degollada ¡qué horror! Nuestro católico irlandés al observar la primera página del periódico, sacó a colación la Magna, extrañado porque no estábamos en Holly Week, sino en Halloween. Me puse en razones para explicar lo misterioso: la pandemia, el centenario de la Agrupación de Cofradías, más lo que pude.

Hablamos de nuestro modo de celebración de la Semana Santa, cristalización en el Sur de Europa del concilio tridentino, sin pasar por el tamiz del Vaticano II, cosa que resultó curiosa para un joven católico. Le llevé a la pequeña capilla del Cristo “Luz del Mundo”, de San Andrés, pero la camarera nos dijo que le estaban cambiando de túnica al Señor.

La charla se alargó tanto como el entrenamiento vocal de los niños cantores de la Cajita, así que pudimos hablar de los horrores de los iconoclastas que, enaltecieron las devociones a las imágenes destrozadas, siempre pasa. Hablamos de la excelente organización cofrade, con mucho, mayor que la de otros colectivos locales, su vocabulario especial, la majestuosidad de los tronos, todo lo contable.

Con humor le hablé también de los “iconoplastas” una suerte de capillitas que tratan de llevar su inclinación a cotas inimaginables. Recuerdo aquel edil que no pudo resistir comparar los desfile procesionales con la gran ópera en la calle, a menos que viera la macabra escenografía de Carmen en el Royal Albert Hall, dónde el director artístico plantó un crucifijo en la arena, disfrazando de “migueletes”, bandoleros, gitanas y toreros a lo Cantiflas al elenco, las magnitudes no se pueden confrontar.

Callan sabía que las imágenes de Cristo son idealizadas, no consta en los evangelios descripciones, salvo Tomás evangelista que describe la Resurrección con un rostro de Jesús brillante como el Sol, nadie le puso forma al Hijo. Por lo tanto, nuestros cofrades compiten por la excelsitud artística de sus sagrados titulares, unos excepcionales y, otros de andar por casa pero en su magnífico trono.

Para suerte La Pollínica pudo entrar por la Alameda, con saeta, y también con la música de la Saeta de Serrat, ya entramos “pidiendo escalera para subir a la Cruz”, miles sentados y de pie, esperaron hasta ver al Resucitado, por primera vez con nocturnidad. Todo salió a pedir de boca, pero Callan se lo perdió porque tenía que llevar a su hija a celebrar Halloween al Parque del Oeste, “hay gente pa tó”, y como yo fui cuatro trienios concejal de fiestas en Málaga la bombonera, de eso sé.

Curro Flores

 

 

 

 

 

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