miércoles, 24 de noviembre de 2021

LAZOS VIOLETAS TEÑIDOS DE SANGRE

Lazos violetas teñidos de sangre

Quiero empezar con la alegría de conocer  que desde el fin de semana pasado dos mujeres dirigen las más altas responsabilidades del PSOE andaluz; me gusta también añadir que las dos son personas que al sentido de clase modesta añadieron la responsabilidad de la conciencia de clase, desusados términos para esta época en que más los demanda  la  crisis, tras el vodevil desideologizante de los tiempos del Becerro de Oro.

Hoy es el día  mundial contra la violencia machista, y ciudadanas, más que ciudadanos nos recuerdan y nos invitan a la sensibilidad, solidaridad y lucha, contra otra de las lacras con las que coexistimos. Proponen que se exhiban lazos violetas en recuerdo de las asesinadas 700 en diez años; maltratadas, 140.000 denuncias este año; 840.000 niños bajo esta violencia; 47 víctimas desde Enero y se puede afirmar que  padecen esta violencia 600.000 más,  la mayor de las veces con miedo y en silencio, mujeres en España.

Las estadísticas son un cuchillo que  muchas veces se desvía al cortar la tarta, pero me abochorna que mi comunidad andaluza registre la mayor proporción de asesinatos este año y que mi provincia, esté representada con un tercio de los crímenes.

Educación, mala, y temperamento, pésimo, son los máximos ingredientes a la hora de buscar explicación a las inexplicables prácticas de poder machista que con distinta intensidad nos asolan. Y aunque los malagueños podamos decir que hemos reducido nuestra tasa de analfabetismo por encima de la media andaluza, que en 1983 estaba en 37000 analfabetos/as totales; y que ese es un logro del cambio en la educación  y de la apuesta que hicimos en la educación de adultos al comienzo de la democracia municipal, premiada por la UNESCO, aprovechada por las mujeres, mientras los maridos el único cálculo que hacían era que no le ahorcaran el seis doble en partidas interminables en los bares.

Pero nada es fortuito, y mientras esperamos que metan a los maltratadores  en casas tuteladas de control y terapia, y no sean  las mujeres  maltratadas las que se escondan en casas de acogida, hay que hablar con horror de la herencia recibida, avalada  secularmente en una sociedad machista, que privilegia a los varones en todos los ámbitos, cristalizada en las consecuencias del Golpe de Estado del 18 de Julio de 1936, tras él que España sufrió y se desangró en la Guerra Civil, y vivimos cuarenta años, dónde el dogma nacional-católico se impuso en las escuelas  y en la sociedad, dejando a las mujeres un papel de sumisión como el que se atreve a proponer de nuevo el actual Arzobispo de Granada.

Falange, Ejercito e Iglesia, cada cual a su modo, impusieron sus fueros, como cánones esenciales del ser hispano, tras el arrebato de “muera la cultura y viva la muerte”, con el añadido de los sabios de ocasión, como los Vallejo Nájera, autor de la perla “Eugenesia de la Hispanidad-regeneración de la raza”, o las de Botella y Llussía para la reducción de la mujer a la tarea reproductiva.

¿Todo ha cambiado? No, hasta que  llegue el día que en la elección de papas las faldas no las lleven señores longevos. Y a esperar a que de nuevo los lazos violetas no se  manchen tristemente con la sangre de una nueva víctima.

Curro Flores

 

 

 

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