A demasiada distancia
corta, Rajoy-Rubalcaba
El debate entre Rajoy y
Rubalcaba es un cuerpo a cuerpo a demasiada distancia. Amén de los aspectos
curriculares, que parecían pesar sobre el exministro de Interior, que consiguió
el alto al fuego de ETA, y tantas cosas más, pero que lo instituyen como
depositario de todos los errores del último
cuatrienio del gobierno ZP. Hay una diferencia ideológica tan profunda que
merma cualquier componente de acuerdo que nos anime a los ciudadanos, si en el
acuerdo está la solución.
Pertenecer a una
generación que vivió los Pactos de la
Moncloa, que los vivimos como agua de Mayo. Ante la actual magnitud de la
crisis, y la desafección a la Política y a los políticos. Nos acordamos de
aquella experiencia necesaria, que con más chimpampun que esencia nos sirvió
para salir del pozo de aquella crisis y
atisbar lo mejor de lo que nos ha pasado a los españoles.
Ver a Rajoy ensimismado
en su pensamiento, después de abrir su discurso con la traca de desgracias que
subyugan a los ciudadanos, es como estar en la UVI, y por todo remedio, se nos pretenden aliviar observando
la jactancia de nuestro nuevo equipo de galenos, frente a los contrarios, mientras las
constantes vitales toman el camino del
traje de madera.
No sé si pertenece a
nuestro carácter, o lo desarrollamos en demasía en los periodos de carencia, tenemos
una capacidad mayor de observación y repudio, quizás los años de abundancia y en la sociedad de consumo, solo nos da
tiempo a llenar las estanterías, y los
valores éticos los ponemos en el desván de los trastes viejos.
Ahora nos hemos vuelto
una sociedad aquejada y más sensible, las apariciones diarias de los episodios
de corrupción con sus nombradías y alcances nos tienen rabiosos. La ética va
saliendo del baúl de los disfraces. Pero lo que no aparece es como se pone a la
sombra las viejas tramoyas de mangantes y se toman medidas para que los
champiñones del futuro no nos crezcan con tanta fuerza y veneno.
Mañana leeremos si
Rajoy salió del debate victorioso o si le ganaron a los puntos. Los árbitros de la
contienda no son otros que los amigos de cada uno, es decir, de lo que queda
casi al 50 por ciento se reparten éxito
o fracaso. Pero, la realidad de inmediato impondrá que nuestras constantes vitales
se irán apagando. Mientras el cazurro de turno quiere hacer una nueva ley de
educación, otro rehospitalizarnos privadamente, otro airar la Justicia…De nuevo
hemos perdido el debate de la Nación, los ciudadanos.
Curro Flores
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