CARRILES CON OLORES A MANGOS

CARRILES CON OLORES A MANGOS

No se trata de los caminos de las acequias de la Axarquía malagueña; se tratan de más de 300.000 metros de calles de la capital del Reino, que se reasfaltarán para alisarle los baches. El “exmonaguillo de la Almudena”, después del bodorrio de noble franquicia, quiere que las “manolas”, no huelan la brea hasta que se vayan de vacaciones playeras; así que ha puesto en el asfalto una mezcla de la madre Celestina, del caucho que le sobra en los cementerios de coche que, según los perros desprenden un aroma a mango, para endiñarle un bocado a la calzada. La feliz invención, quiere superar en chotis, la inolvidable canción del Camino Verde que va a la Ermita, porque a fragancia campestre nadie le gane; incluso perder la pista de las Sandalias del Pescador que, de percudías dan fatiga hasta en el claustro. Los olores del asfalto ordinario, duran una puesta, porque las narices de la urbe, absorben vapores de su contaminante digestión, en menos que levante la patita el señor Martínez-Almeida, para marcarse un ridículo paso de danza. Me temo que de querer marcar su nueva marca, sin perder la original moda, se tendrán que regar la rúes del Oso y del Madroño con manguerazos de zumo de mango, caro empeño; pero al menos, se le dará un toque de elegancia yet a las 20 curvas de la Formula1 en 2026. Los bastones de mando, por dar la nota, tienen una tradición de  colocar espantajos para su recordatorio; pero la originalidad de ese acierto de don Jose Luis es sacarle partido a los charcos, con el nuevo componente de gomas  desechables. La Federación Española de Municipios y sus homólogas extramuros, los ministros de Fomento y comunitarios de cascarillas, podrán imponer en los pliegos de condiciones al gremio de don Florentino, menos manga ancha y más mango, para un buen frenazo de los reformados  estipendios en carreteras.

Curro Flores