A Francisco de la Torre le anunciaron su adiós
En el fasto inaugural
de la espléndida restauración del Palacio de la Aduana, la esposa del Alcalde,
se tomó la palabra de la intimidad, para anunciar que su marido no volvería a
presentarse como candidato a la alcaldía de Málaga, y noticia sobre noticia,
mientras se van secando en trámites los charcos, y medio se reparan los
desastres, de la última gran inundación.
Hoy ya leía la
confirmación del alcalde de la noticia, entre el tropel de grabadoras y
cachivaches de una sesión informativa. Por razones afectivas le alabo su
decisión, porque el oficio de presidente de la comunidad de toda Málaga, es tan
extenuante, que muchas veces me he preguntado de que marca de “duralex” está
hecho, aunque recién nombrado lo intuía, a mis correligionarios ya les advertí,
que el PP tenía un regidor de los de “larga duración”.
Hace poco, hoy la broma
de un votante popular, en la que describía la historia de la alcaldía de la
ciudad, desde las elecciones del 79 hasta ahora, decía que “habíamos tenido dos
magníficos alcaldes, uno de izquierdas y otro de derechas, y una del tíopico terruño-“.
En los dos años del
pato cojo que le quedan a Paco, estoy convencido que se va a dejar la piel como
el primer día, porque estoy seguro que querrá
pegar carpetazo a la agenda de los deseos y compromisos, más, ese día a día
devorador que rige sobre el bastón de mando, del que nadie se puede apartar,
sino quiere ser devorado por el grito de las demandas.
Estoy convencido que no
estará el día que se ponga en funcionamiento el deseado puente sobre el río
Guadalhorce; vivirá en su retiro familiar los finales del contencioso del Museo
de las Gemas; no creo que ponga la primera piedra de las torres de Repsol,
aunque puede que llegue a tiempo de inaugurar el trozo de parque de la
discordia. Verá en la lejanía como van llegando a su final aquellos proyectos
que se iniciaron bajo su mandato, y verá la mano del descuido y el oprobio
sobre muchos de los programas y realizaciones a las que le puso más cariño.
Imagínense Obama.
No sé si indiscreta
esposa, ha abierto el melón sucesorio, con bastante antelación, y ahora debe
empezar el casting, dónde los de nosotros, vosotros y ellos, podamos encontrar
con la seriedad de habernos visto representados por Pedro Aparicio y Francisco
de la Torre, una persona capaz de no desdibujar la tarjeta de presentación de
la Ciudad del Paraíso. Aviso a los políticos
de piscifactoría.
Curro Flores
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