LA IGLESIA DE LA MERCED DESAPARECIDA


La iglesia de la Merced desaparecida
Miraba en la red, fotos antiguas de Málaga, y entre otras muchas aparecía una de la Plaza de la Merced, tal y como la conocí en mis paseos infantiles, con su iglesia al fondo, siempre con la puerta cerrada. La plaza dónde nació Pablo Ruiz Picasso, llevaba su nombre debido a la iglesia derribada, para luego convertirse en uno de tantos enajenantes bloques del desarrollismo que destartalaron la Ciudad del Paraíso.
Compartí la foto en facebook titulándole con su nombre, con un escueto “desaparecido” para el monumento religioso, inmediatamente mi amigo de colegio y edilazgo Jesús Pérez- Lanzac, quién me bautizo con Curro contestó. -¿y nada más?, a las que siguieron, más réplicas, sobretodo las referidas a que fue en 1931  incendiada bárbaramente.
Venía de niño bajando del Cementerio de San Miguel con Pepe, el maestro pintor, de ganarme unas pesetillas rascando las rejas de un despampanante mausoleo. Por primera vez  me contó, para mi pavor, lo de las quemas y saqueos de iglesias, conventos y otros edificios de mayo de 1931; por su edad estimo que no pudo ser testigo, pero me contó una cosa que se me quedó en la memoria sobre El Piyayo, me dijo que lo vieron en alguna de las algaradas con los energúmenos. Para mi que hasta esa fecha ese  “viejecillo renegro...” era el nombre de una poesía que recitaba en la palestra uno de los rapsodas de la clase, o una película que se hizo en La Coracha, no era un personaje real. Con los años oyendo a La Cañeta cantar sus tangos, pude entablar conversación con el buen aficionado Del Pozo, quién me dijo preparaba una biografía  sobre el singular personaje malagueño; lo achaqué a una leyenda urbana, pero no me libré de contarle la historia que había conocido de pequeño, se mostró muy interesado, y se prometió investigarlo.
Los terribles desmanes dejaron tremendas huellas en el edificio, pero no debió ser la causa para que la Diócesis malagueña en 1963 lo vendiera como solar para hacer caja. Me ha dejado perplejo que una persona de la especial sensibilidad del cardenal Herrera Oria, que tan significantes huellas ha dejado como discípulo de la Doctrina Social del papa León XIII, las que persisten hoy en día hasta en la Casona del Parque, y el alcalde de la la dictadura, el popular Francisco García Grana, quién con los años sería activo demócrata en la Transición desde el Colegio de abogados, no encontraran caminos para salvar y restaurar la iglesia que custodiaba el célebre don Hipólito, párroco de Santiago.
La democracia para el disfrute de todos ha tenido la sensibilidad, desde las administraciones competentes, de remozar gran parte del patrimonio religioso español. Por mis años en la administración municipal, he conocido el celo de la Consejería de Cultura, gobernada por los socialistas, en cuidar nuestros bienes culturales. El alcalde del PSOE, Jesús Romero, pasará a la historia por su inigualable esfuerzo por rehabilitar la Antequera monumental. No he dejado de pensar que el régimen de Franco, nacional-catolicista, prefería exhibirnos la procesión del Cristo mutilado, que  recuperar y preservar la iglesia de la Merced como la conoció Picasso niño y tantísimos malagueños en 170 años.
Curro Flores






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