Doña
Paquita o la presidenta Ayuso
Doña
desesperanza Ayuso que consiguió la presidencia de la Comunidad de Madrid,
gracias a la ultraderecha y los
pani-Aguados de Ciudadanos, es hoy una “llamemos política” muy conocida,
para abundar en la desgracia de lo público,
y que en ese “arte” nada más que es parte de los muchos gestos
publicitarios que le muñe su bien pagado Miguel Ángel Rodríguez (MAR). La
verdad es que en la parte del conocimiento su guionista lo tiene difícil, pero
no en el propósito de sus mohines, muy cercanos a la permanente agresividad de
la mangosta frente a la cobrC.
No
sé lo que a esta señora tan joven le ha hecho la izquierda, pero por sus
arrebatos, parece que quiere disputarle el cetro a doña Cayetana, “la Hiena de
Loewe”; aunque más bien puede ser que la sapiencia y cuidadas maneras de su
opositor Ángel Gabilondo, son las que la lleven a jugar en las antípodas, por
ese resentimiento que mantienen los que tienen en muy alta estima la
ignorancia.
Mientras
estuvo contagiada por el coronavirus, asomó menos por el escenario, aunque se
dejó notar, pero tan pronto como cogió carrerilla, se fue al aeropuerto a
recibir la compra de materiales de protección frente al Covid 19, a buscar la
foto, llegando tarde a la video-conferencia que mantenía Pedro Sánchez, con los
presidentes autonómicos, su excelencia no está para esas minucias del gremio.
En su afán por ser más lista que los chinos de Wuham, montó el número para
clausurar el hospital de campaña en IFEMA, y cantó bingo entre abucheos para
sumar polémicas y desatinos.
Doña
Isabel Díaz Ayuso no ha dejado de evocarme a doña Paquita, una funcionaria de
la Delegación de Hacienda de Málaga que oficiaba en el actual Museo Provincial
de la Aduana, a quién conocí a principios de los setenta mientras me encargaba
de llevar las escrituras de las viviendas para no sé que trámite administrativo
en la abogacía del estado; la citada señora que era capaz de cortar al más
pintado, y también a la cola que se alineaba frente a su mesa, para irse a
desayunar o a misa volvía a las dos horas para nuestra exasperación. Un día de
aquellas esperas, uno de los muchos abogados que aguantaban, se atrevió a
llamarle la atención, y saltó la fiera, y así me pude enterar por sus gritos
que la devota funcionaria, primero iba a
comulgar a la Catedral en ayunas, para después desayunarse a conciencia,
mientras rezaba por la salvación de España, y vuelva usted mañana.
La
conferencia de presidentes relajó su protocolo, para que Ayuso se saltara la
cola, tenía que ir a misa en la Almudena, nos dio su foto orante en bandeja,
para no perder brillo como una oferente discreta oyendo las misas de
confinamiento frente a la televisión. Me queda la duda, si después se comió un
paquete de kikos o se nutrió de churritos madrileños, por la salvación de
sálvese quién pueda, y ya pasó su cuarentena para las maquinaciones de MAR.
Curro
Flores
No hay comentarios:
Publicar un comentario