Correa, el hombre que
siempre estuvo en Génova
Francisco Correa puede
que se libre de parte de su condena anunciada, por el desparpajo con que a su
manera se inculpa, acusa y exculpa, de todo los manejos que desde Genova 13
había perpetrado con sus cómplices –presuntos, los que sabíamos durante años
por los medios de comunicación. Lo que sí me ha quedado claro, es que de
librarse pronto de la cárcel, podemos
tener un magnífico contertulio para los programas de –debates televisivos. Está
pasando el casting judicial, con ese estilo a lo Conde sin rizos, con una
imperturbabilidad a prueba de incendios.
Del Rey para abajo, no
le ha quedado ninguno sin señalar con la sombra de la sospecha, y con la
jactancia de los que estaban en el colegio en el batallón de los pícaros, se
culpa de que lo hayan pillado copiándose, porque entre la nómina de su España,
nada más le caben los tramposos, -demasiados-, frente a los desgraciados, -infinidad-,
que no saben de lo que va la vida.
La organización de
mítines, da lo que da, pero no tanto como pasar el cacillo, entre las
calificaciones de suelo, las grandes obras, los contratos de servicios con las
administraciones públicas de larga duración, etc., quizás el apodado don Vito,
debió saber que mientras te dedicas a poner atriles, contratar payasos,
organizar viajes y poner luces a
bodorrios, no pasas de astuto en los exámenes de primaria, y que incluso se te
puede observar con benevolencia en tu status de entretenedor chapucero.
Lo malo es que quiso
hacer carrera con mayúscula en esos territorios de las finanzas, los
urbanismos, las ingenierías, entrar en el mundo de los grandes movimientos
económicos. Ahí, copiarse y hacer trampas, puede estar en el orden del día,
pero cuidado con el incauto, que quiera sacar nota en esos exámenes, con el
manualillo de andar por casa, porque de un soplo te pueden mandar a la trena
por intruso.
Correa y adláteres,
fueron símbolo del milagro económico de Aznar, la de los españoles de marca. Lo
serio es que los españoles a granel o de marca blanca, estamos hasta las urnas,
de que se nos reitere y regodeen como nos robaban una parte de los nuestro,
como si fuera norma y costumbre, eso de pagar por tenerlos.
Nuestros políticos han
descubierto que todo lo que sabíamos se
ha vuelto a conocer ¡eureka!; pero las cosas, son que si los Gürtels dejaron de
tener química con Rajoy, la gran mayoría de los españoles, no tenemos con el
presidente en funciones, ni química, ni física, ni historia, ni matemáticas,
quizás un poco de geografía.
Rajoy y Correa, los
hombres que siempre estuvieron en Génova. Para nuestro asombro y extrañeza,
puede ser presidente Rajoy por reducción al absurdo. ¿Quién da menos?—CURRO
FLORES
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