DANZA VISIBLE


Danza visible
“Hijos de Torremolinos” título español de  “The Drifters” de James Michener, éxito mundial, no se pudo presentar en  el barrio malagueño de su nombre, capital internacional de la movida de los sesenta,  por las cosas de la dictadura; mientras a bombo y platillo, “Torremolinos Gran Hotel”, del forzanovista  Ángel Palomino, llenaba los escaparates de las poquitas librerías malagueñas entre hazañas bélicas y devocionarios, para alegría de algún consejero local del movimiento pelirrojo.
“Danza Invisible” se hizo visible en La Nogalera, después de que sus sones vivieran el exilio interior del terruño. Recobrar espacios de libertad, siempre será la tarea pendiente ante los desvaríos autoritarios de las democracias adormecidas, y eso le pasó a Torremolinos tras hacerse pueblo. Y todo en pelirrojo.
Veo las colas de coches que van hacia el PTA de madrugada, a la par me va diciendo la radio que nos ha descubierto el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Málaga, que el Parque Tecnológico de Andalucía es una especie de fantasmón con carencias de fibras ópticas, y que no sirve prácticamente para nada.
Tengo la mala suerte, digo por la edad, de haber vivido el primer flechazo de la idea PTA, en el Parador de Gibralfaro en una reunión de Pedro Aparicio, con Felipe Romera, su siempre director, junto al introductor José Pérez Palmi. La historia se escribe con mayúsculas de aciertos de creación de empresas, de impulso vital y modernidad para el tejido empresarial malagueño, de entre los 400 parques mundiales, con poco más de veinte años ha crecido al ritmo de los tiempos vertiginosos del mundo bit. No entiendo las críticas de Juan Casal, salvo que sea un  Steve Jobs redivivo, con vocación de alcalde por un día.
Ya la lluvia ha llegado, y mi vecino persigue caracoles entre los arriates para parir caviar, a 1600 euros el kilo. En Villanueva del Trabuco nos llevan la delantera en el fugaz arte de perseguir caracoles y criarlos a su paso para que aoven.
Miro los lentos cangilones de la noria portuaria, tristes bajo la lluvia inmensa, llorando por los pasajeros perdidos.
Curro Flores






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