De la Torre rechaza su
programa electoral
Los programas
electorales no son para cumplirlos, ni son para guardarlos. Hay unos fans que
de sus ídolos lo guardan todos, pero si se trata de programas electorales se
recomienda quemarlos antes de que alguien los saque a relucir. Zorrilla se hizo
con un programa del PP, se tomó la molestia de leerlo, subrayó los camelos y
sorprendió a la bancada popular del town-hall de Málaga en el limbo o dando el
pecho; cuando sacó una maligna moción con nueve de los puntazos que se
apuntaron los voceros derechistas en la campaña electoral. De la Torre y los
suyos, más que sentirse cogidos en los embustes de bien (porque los embustes de
la derecha son veniales), se descojonaron de risa por la ocurrencia comunistas
y votaron en contra de hacer la reforma cultural del Cister (tampoco están los
tiempos), meterle mano al Astoria y no otros cuantos camelos que se habían
inventado, para adormecer la concurrencia malagueña, que le importaba el
programa tres pimientos.
Los compañeros de la
pinza, no pierden la inercia de Anguita de aquella jaculatoria de programa,
programa, programa…
El Puerto de Málaga
Amén de paseos y jarras
de cerveza a un euro, nos ha dado de esas noticias que no venían en los
contenedores de los chinos. Sánchez Maldonado, sustituto del eterno Linde como
autoridad portuaria, se nos ha esfumado con la tensión por las nubes, por eso
de que no estaba entrenado para las protestas de los trabajadores. Los
socialistas escarmentados han tirado de banquillo y han encontrado un sustituto
que aunque no aporta novedades, amén de poder sembrar olivos en el palmeral de
la sorpresa, está hecho de ese duralex de las viejas escuelas avezadas en ser
grandes guardianes de sus trienios de servicios prestados.
Los cruceristas no se
han enterado del cambio, ni falta que les hace; los fenicios andan con la sin
hueso buscando alicientes para seguir alargando la conversación sentados en el
muelle de la bahía o pegándose cabezazos contra un noray.
Los andalucistas
Que tan buenos
servicios les ha prestado al PP en Ronda, en la Axarquía o dónde puedan dar un
poquito de por favor a los socialistas. Siguen calados hasta los huesos, y los
andaluces los tienen como algo menos que una fuerza residual que mejor los
encuestadores no se preocupen en preguntar por ellos
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