Declaración de
dependencia
En el rincón, en ese
ángulo, dónde apenas son descubiertas las noticias, leía que a Rajoy lo
denuncian por no cumplir la ley de dependencia. Estaba tan ocupado el lector
con las primicias, que apenas pudiera merecer su atención el escalofriante dato
“de los 117.000 dependientes fallecidos en 43 meses, uno cada 15 minutos, sin
haber recibido ningún servicio o prestación a la que tenían derecho”.
Casualmente, antes de
leer esta gravísima barbaridad que añade el gobierno a sus fechorías, me
entretuve con una secuencia que pasaban por televisión de nuestros antepasados
cazadores. Un grupo tribal primitivo, debía despachar a un jabalí que había
caído en una trampa cavada en el suelo, el valiente del grupo lo remató y al
tiempo que subía el preciado trofeo, un anciano cayó al foso ante las miradas
de todos. El jefe impidió que nadie de la tribu se ocupara en ayudar al anciano
dependiente, se supone que las águilas y otras alimañas dieron cuenta de sus
magras carnes, ya que la película no era de las modernas y nos ahorraron las
correspondientes escenas del festín.
La sociedad denunciante
ante la Fiscalía General del Estado, la Coordinadora Estatal de Plataformas en
Defensa de la Ley de Dependencia del Estado Español (COES-LAPAD), acusa al Presidente
de Gobierno de vulnerar la Ley de Dependencia, algo así como el jefe tribal. La
verdad es que pese a la trascendencia de los hechos, resta alcance público la
simple cuestión de que se señale un nuevo incumplimiento de Rajoy.
A los dependientes le han hurtado 1.490 millones de euros en los
presupuestos por eso de cuadrar las cuentas a la derecha, en una época de la
vida en que te encuentras descuadrado. La crisis que tantos beneficios les ha
reportado a los ricos españoles de toda la vida de dios, ha acelerado la
guadaña de la parca, por la insolidaridad de un gobierno, ante la población más
desprotegida.
Nos han tenido pasando
el Rato con el ministro mordaza, en una de esas típicas lecciones de la
necesidad de mejorar la democracia y los usos de las instituciones en España.
Los asesinos de mujeres nos van a imponer una vigilancia estatal, como las que
nos impuso el terrorismo de ETA, ante la vulnerabilidad de las víctimas. Los
dependientes nos van a obligar a una declaración de dependencia, para asegurarnos
vitalmente el crédito puente antes de que pasemos al otro barrio.
Don Mariano que no cree
que el pueblo español deba correr nuevas aventuras que no sean las suyas, nos
ha dejado a los futuros aventureros una tarea ingente para restituir derechos,
ganar libertades, cuadrar las cuentas en beneficio de la mayoría de los
ciudadanos, y para que (COES-LAPAD) no tenga que recurrir a la Fiscalía General
del Estado.
Curro Flores
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