El caso ISCO


El caso Isco
El escaso paladar futbolístico de Alfonso Ussía, y su rencor patológico al adversario político, le ha llevado regurjitar contra Isco, quién tuvo el buen like de degustar un tuit de su compañera Sara Salamó, en el que respondía a los “cayetanos” taurinos, por su ataque furibundo a los artistas de la cultura, con sus expresiones ofensivas por las ayudas presupuestadas por el gobierno al sector cultural. En el arte de pedir que son las colas que nos esperan, no se debe insinuar soltar los toros por la Castellana, ni pegar codazos a los otros receptores, si hay que proteger a los descendientes del urus y su habitat, desde una gran opción ecológica y animalista, imagino que hasta Europa ayudará en línea con sus nuevas políticas, la subvención a la “fiesta nacional”, supongo que estará en la cola de las muchas instituciones públicas que las satisfacían, que como otros negocios de los eventos festivos están tremendamente perjudicados con la pandemia. Aunque yo ya no quiera ver ni una gota de sangre sobre la arena.
Llamar a Isco “culibajo, raro, y de barba yihadista”, como las  tantas sandeces de Ussía, no pasará a la historia de la gacetilla irónica, más pedir a don Florentino la venta del “Magia” del Arroyo de la Miel en el mercadillo de las gangas, ilustra la catadura moral del don Alfonso, quién de noble cuna, tiene la pluma de un halcón gerifalte, como llamaba los moradores de América a nuestros descubridores por huir del nido, para ir a carroñear en el Orinoco.  Por llamar a la  estrella mundial  Messi, “Nandronolo”, el masculino de  nandrolona la medicina que ayudó a su crecimiento, la Justicia le condenó por ofensas al honor a 65.000 euros, nobleza obliga.
Isco no es rojo, morado, verde o azul, es blanco, y ha hecho más que el avío con su dominio singular de la pelota para que  consiguiera el Real Madrid  las dos últimas orejonas. Ser un trilero con los pies escondiendo el balón, es tener unos genes especiales para el oficio de las pataditas; lo que Luis Aragonés precedido por la escuela de la cantera futbolística del Barcelona, han mostrado al mundo del balompie.  Los españoles veníamos de el Nodo en blanco y negro, dónde la voz de mi recordado amigo Matías Prats, repetía lo de la “furia española” a cada testarazo, pero nuestros bajitos en Sudáfrica con el tiquitaca nos elevaron la moral para comprarle más banderas roja y gualda a los chinos, que mascarillas inservibles.
A don Ussía no le gustan los culibajos, espero que don Florentino le fiche una piara de avestruces para ver si coge una pluma al vuelo.
Curro Flores



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