EL CUERPECITO EN EL REBALAJE


El cuerpecito en el rebalaje
El mar Mediterráneo también llora con olas de tristeza cuando nos retorna un niño muerto que no es suyo, antes de que los ogros marinos lo desaparezcan en sus fauces. El mar que juega tantas veces a llenarnos los hoyos cavados en la orilla, o  nos disuelve en un periquete las murallas de nuestros castillos de arena, no deja de ser Mare Nostrum porque su ser salvaje y fronterizo desvaríe, sobre su esencia civilizadora.
Estamos en la temporada  preparatoria de las mochilas para el cole, donde los infantes estrenan ropa, amiguitos y nuevas ignorancias. Aylan Kurdi iba vestido para un largo viaje hacia una escuela lejana, él, tan vivo, nunca conocerá en su limbo infantil, que su cuerpecito depositado en el rebalaje, conmovería más conciencias que los miles de paisanos víctimas de la atroz guerra que el repugnante Bashar-al-Assar sostiene para sostenerse.
Aylan representará la nómina de inocentes del conflicto sirio, mientras sus paisanos se desviven en una cola interminable buscando solidaridades, y la solidaridad se estrecha en los muros de los palacios europeos.
Hace tres años a Bashar, heredero de palacio del socialismo a lo sirio, se le ofreció un destino dorado en Marbella para que abandonara la presidencia de su país raíz del conflicto bélico, tozudo y forzudo como hijo de papá, prefirió seguir regando con sangre siria las huellas de su población antes de poner pies en polvorosa.
Quizás los gerifaltes mundiales, al ofrecerle la capital marbellí como lugar del reposo del guerrero, le faltó el tacto freudiano de saber que su tío Rifaat, vivió en la capital costasoleña el exilio provocado por las diferencias que mantenía con el padre del actual presidente; y que no fue lo bastante inexpugnable para que el traficante sirio, Monzer-al-Kassar birlara a la justicia eternamente.
 A Siria la están dilapidando los dueños del crimen, apadrinando sus peores tendencias en el nombre de Alá y del  viejo orden preestablecido. Tardará un infinito el olvido, pero debe pervivir la esperanza en convertir su suelo en un nuevo espacio de humanidad, por más difícil que nos la pongan.
La ONU, es decir, sota, caballo, rey y as del mundo mundial, deben poner todos los cascos azules que hagan falta, para acabar con la conflagración, por más dificultades geoestratégicas que la resolución tenga.
Europa se ha convertido en punto de destino y tránsito del éxodo. Nuestras democracias se deben al voto cultivado,  la zafiedad y la cicatería no debe ser la interpretación de los designios de las urnas, por más miseria que puedan ocultar algunos votantes. Nos corresponde acomodar temporalmente a las olas de refugiados, antes de que las olas nos devuelvan a otros Aylan para ataúdes blancos. Quitemos la comida a los ogros.
Curro Flores

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