El
tuyo es más zambullo
Los
días de la pandemia nos han cargado de virulencia las tribus, así que más de
una vez no me he podido sustraer de contestar en las redes sociales algunos
desafueros, que ponían en solfa acciones de gobierno, o embestían con palabros
de grueso calibre, cosa de la que me arrepiento por lo infantil de la reacción,
pero más todavía porque si algo se debe
exigir los políticos y a las personas en general éstos días, y más de cara al
cercano futuro que nos espera, es trabajar en generar concordia, acabando con
la práctica pueril de “el tuyo es más zambullo”.
Dentro
de la tristeza de éstos días, ayer prometía ser el día de la doble esperanza
que anhelábamos, la mejor reafirmación de
Europa, con la asistencia de
fondos solidarios para ayudar a reconstruir las economías de los países
más afectados por el covid-19, de los que para España se ha previsto una
importantísima suma, dos extraordinarias noticias. Atrás quedan los días del
ataque a la propuesta que hizo Pedro Sánchez aliado con Macrom y Conte, los
desencuentros norte-sur, la vivificante rueda de prensa de los actores del eje
París-Berlín, las batallas de la Comisión, y quedará para mí los buenos oficios
de la ministra de Economía y otras hierbas, Nadia Calviño.
Antes
de que nos tocaran los 140.000 millones del eurovirus, tuvimos el ajetreo de
los cambios, dimisiones y relevos de dos altos mandos de la Benemérita, los
ríos de tintas arremolinados y revueltos que cundieron ayer y seguirán, hay
cosas claras, el informe de la Guardia Civil encargado por la jueza está en su
poder, que es competencia de las autoridades del Ministerio hacer los cambios
de cargos de libre designación en el organigrama que precisen, que todos los
miembros de la Institución deben su lealtad a nuestra Constitución y a sus mandos, por lo que es baladí el
sobresfuerzo informativo en destacar determinadas singularidades biográficas
que no sean las hojas de servicios de los afectados. Las instituciones públicas
y privadas que conforman nuestra sociedad, cada una tiene su historia marcadas
por sus componentes y avatares, muchas veces para lucirla con orgullo, y otras
para llevarlas como una carga. Ni es momento para presumir, ni de darnos
porrazos con las miserias, es el momento de reconstruir.
Me
quedé perplejo visionando las agresivas ráfagas del debate en la Comisión de
Reconstrucción que mantuvieron el Sr. Iglesias y el Sr. Espinosa, me he alegrado que su
presidente Patxi López haya pedido perdón a la ciudadanía por lo impropio de la
situación. Ayer también el Vicepresidente de Derechos Sociales, se ensalzó con
la Sra. Álvarez de Toledo por asuntos de
pedigrí de sus ascendencias, asuntos banales y conocidos, pero del mal gusto de
los que buscan para ellos la primera página, rompiendo hasta el guión del día.
Ni estamos hablando de la marquesa de Sablé, ni del padre de D. Pablo Manuel
nos ha salido un Nelson Mandela, ni Carlos. Harían bien de quitarse tantos
humos, antes de que se vuelvan gases lacrimógenos, por el juego de “el tuyo más
zambullo”.
Curro
Flores
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