La In-Moraleja
De pequeño nos hacían
memorizar ríos, profetas y alienaciones. Ahora nos retumba un sinfín de nombres
propios, lugares dónde se perpetran crímenes o nominaciones esperpénticas de
operaciones policiales. Nuestra cultura va desde la China a la Argentina,
siempre pasando por la banca Suiza y Singapur; y lo mismo vemos hacer caja
negra de una visita pontificia, que de la licencia de un mamotreto en las
orillas mediterráneas. Los bancos y las cajas se conocen por sus deudas, que no
por sus tesoros, y el familiar del que más sabemos es de la prima de riesgo.
Bárcenas entre lo
oculto, nos ha desvelado la ignota y dudosa “ruta española” del Everest, y que
el Montblanc lo subió hasta sus 4811 metros
solito, por eso de que los testigos incomodan en su cumbre. También
supimos que nuestro Instituto de Crédito Oficial, repartió su crédito más allá
de nuestras fronteras, en la inmensa explotación argentina de la Moraleja,
propiedad del anterior tesorero del PP. En nuestro Imperio nunca se pone el sol
que más calienta.
Uno pasa el Rato con
Gao, se lo monta a lo Gürtel lo guarda a lo Bárcenas, lo lleva a la lavandería
de Cuqui Fierro y vecinos, desfila a lo Camps ¡manda bigotes! Y no olvide tomarse
el pollo a lo Pantoja. No me extraña que Wert y Rouco quieran enseñarnos de
nuevo los profetas menores, Oseas el primero, es decir, evitarnos el sonrojo de
conocernos por los datos del paro, por los eres a lo loco y por la caterva que
componen la ignominia de los chorizos nacionales. Los mortales nos llevamos las alegrías en balonmano cuando
otros se la llevan a manos llenas, Urdangarín aparte.
La noticia se ha
convertido en la golfería del día, entre un paro de alto riesgo, desahuciados,
niños desaparecidos y no hallados en el templo. El neocapitalismo y el capitalismo
añejo, entre sus contradicciones, permiten el juego de desvalijar lo ajeno
arbitrariamente y la decencia pasa por ser un arma como el secreto de
confesión, para disparar en silencio.
La Marbella de Gil,
como la Chicago de Al Capone, nos sonrojó hasta en La Duma. Ahora, la
urbanización La Moraleja, nombre que lleva de esas enseñanzas provechosas que
tras el cuento nos aleccionaba de pequeños, es la urbanización que más
anotaciones tiene en los sumarios de las distintas tramas y pesquisas que
siguen los juzgados y la policía para descubrir quiénes y dónde y por dónde se
asean los dineros negros.
La In Moraleja de todo,
es que los mismos nos darán lecciones de patriotismo de tirantes, mientras
permiten que ondee la bandera off-shore.
Curro Flores
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