EL BATIBURRILLO
El veranillo de San Martín tiene en chanclas en los aúnes, hasta a las tropas del ocaso en Torremolinos, 35 grados de dátiles y tatuajes a los calores. No le va a la saga la Capital que, puede vender helados de castañas y ver las luces navideñas con abanicos. Sembrar dudas sobre el clima, más mi señoría que se plantó de alcalde en la más severa de las inundaciones; aunque me anegara la historia aquel noviembre, sé de largo lo mucho que se suda sin mover el esqueleto y ni gota a la cantimplora. Todo está trabucado, recuerdo el tiempo en que la gentil oposición municipal, se sacaba del armario alguna incompetencia, para someter al plenario la Guerra de las Galias; obviamente nos negábamos a caer en el batiburrillo, por el celo de velar por los deberes de nuestro gobierno en exclusiva. Pero como el calor aprieta, las seseras se vuelven confusas, así que en las ahoras se convocan plenos anti amnistía de postureo inane, por eso de dar refriega en las telecundas locales con patrioterías de assimil. A tal punto se creen y se ven, que Francisco de la Torre, alcalde PP, leía a sus pechas que: -salían a la calle los ciudadanos moderados-; para dar el cante en sus puntos cardinales urbano de voto asegurado; pero claro, después están los Feijóos y asociados, para asegurar el desafine asonante. Con el estruendo programado, modelito Trump; mi resistencia a la defensa de la Farola frente al Hotel Catarí, parece de muy cortas luces; incluso el informe del Defensor del Pueblo sobre los abusos sexuales en el seno de la Iglesia, se apaga en cenizas. Azuzar el desenfreno, imponer legalidades con togados de la cuerda, creyentes en la multiplicación de sus poderes y no en la división, debe tener un límite; salvo los que pretendan confundir las urnas electorales con las del finiquito.
Curro Flores
No hay comentarios:
Publicar un comentario