LOS CORTEJADOS
Ni es rabieta, ni siquiera inmadurez, es peor, es la táctica del ganador imposible, culpar al otro de sus singular desacierto político. Montañas de añagazas perforaran a los incautos contra el investido presidente, pero impoluto y de rositas quieren presentarnos al señor Feijóo, después de estrellarse con sus pactos imposibles. Como nada permanecerá en el secreto de las mesas de camilla, pronto sabremos los ofrecimientos al PNV y a Junt que hicieron los emisarios populares, para conseguir que su candidato fuera investido; lo lógico que a cualquiera que está al loro se le hubiera pasado por el magín. Lamentablemente para don Alberto, que dijo a posteriori, que las diferencias con los independentistas catalanes eran oceánicas; puso sordina y silencio editoriales ante la auténtica muralla que impedían los acuerdos, la compañía obligada de la ultraderecha de VOX, para llegar a un resultado feliz, el Himalaya de su tortura. Provocar asonadas de descontentos, antes de la votación de ayer, puede resultar hasta cierto punto rentable; pero se corre el riesgo de abrir la espita de la sin razón de tus amigos de francachela. Así que ahora estamos en el siguiente capítulo, y se trata de traer a capítulo a los que les renta la algarada, como su mejor modo de estar presente en la vida pública. Por un lado, las fuerzas políticas que han investido a Pedro Sánchez entrañan una tremenda complejidad, más inseguras que el VAR, por lo que su coeficiente de aciertos de su gobierno va a estar siempre en la cuerda floja; pero como nunca al Presidente de la Internacional Socialistas, sus escaladas le han sido de palmas y olivos; puede que de tanto navegar entre tsunamis, lleve el timón con pulso certero a aguas calmas, por más que los fabricantes de motines quieran echarlo del puente de mando. Ha sido difícil elegir cara o cruz, pero de canto no se puede mantener la moneda con los vientos que corren, si se quiere llevar a España a buen puerto en varias lenguas.
Curro Flores
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