LA BORRASCA QUE ATASCA
No estaban don Joaquín Leguina, ni Ruiz Gallardón, no le es propio, era doña Esperanza Aguirre, animando a cortar la calle Ferraz a unos cuantos manifestantes frente a la sede del PSOE, derechona de los madriles. A mis amigos sindicalistas por un plante-o quedada- tal de diccionario guay- en el Puerto de Málaga, le impusieron unas severas multas; a mis amigas, concentradas de urgencia contra un crimen de violencia machista, otros tanto euros; no siguieron la Ley para acallar protestas, de dictado Rajoy, que el año previo tuvo 36.000 movilizaciones ciudadanas, e impuso en el BOE, un severo, -¡hasta aquí hemos llegado! Las tropas del ministro de Interior, don excelentísimo Jorge Fernández, encausado supernumerario del OPUS, adorador de la Monja de las Llagas, frente al laicismo y qué sabe nadie; obedecían la adiestrada Ley de Protección Orgánica de la Seguridad Ciudadana y tan panchos. Como la “repre mordaza”, ha quedado en la obsolescencia; doña Espe, la arriesgada luchadoras por la libertad, igualdad o, -mejor empate, Real-Atlético-, contra la amnistía y por el dos de Mayo; se ha lanzado a su borrasca para ponerse como hecha una tarasca, frente a Pedro Sánchez, para ver si le atasca la futura gobernanza. A la benefactora caza cerebros madrileña, se le ha ido la olla, o como diría la mismísima doña Celia Villalobos, ha cometido un acto gravísimo, impropio de alguien que tuvo tantos poderes en su Comunidad; pero como en osadía pueden tener disputa las insignes populares; la señora Aguirre que debiera estar pagando un largo ostracismo, por los golfos que nombró a su mando, se desmelena a los gritos: “Pedro patraña, sobras en España”. Poder y autoridad han mantenido siempre soberanas disputas, como facultad y crédito, pero hay quién se arma cervantina. para dar “ la razón de la sin razón, que a mi razón se hace, de tal manera….”, que ponga a su desafuero el nombre de la borrasca Esperanza, para no perderse los vientos que corren.
Curro Flores
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