miércoles, 15 de noviembre de 2023

UN MACHADO DE OCASIÓN

UN MACHADO DE OCASIÓN

Anoche cuando dormía, sin almohada machadiana, ajeno como estuve todo el día al debate de investidura; no por falta de interés, más bien por saturación de previos y demasiados quinquenios en los lodazales de las politiquillas, para sentirme cautivado con el ingenio huero de los trifulcos. La nostalgia me encontró con una copia de la película de Costa Gavras, Z, hace tantos años y me siento rodeado por las mismas incógnitas, despachadas en terabytes del neo poder. El madrugón del cafelito me atrae con la pregunta excelsa, -¿quién fue el ganador del debate?, pero la respuesta va por medios y sus tendencias; por lo qué para los más escrupulosos, sus señorías debieran tener una canasta de básquet frente el atril, para lanzar las bolas de papel de su discurso como personales a punto en boca. Los de mi concordancia están que se relamen, por fin el resultado se avecina, tras tantos días rodeados por el manifestismo y escracheo; para colmo nuestro líder se fajó en Antonio Machado, para largarle un mandoble poético, por la falsa cita del Ciclón del Finisterre; a quién se le ocurre sobre una besta de rapa, hacer estelas en la mar. San Guillerme le proteja. Robarle un santo a otro está tan mal visto entre cofrades, como aprovecharse de la tinta de tu poeta. Los  don Antonio y Serrat España, estamos curtidos en bailes con sus letras, hasta todos los envoltorios de nuestros amoríos de juventud y recetarios clandestinos. Para la estantería se hizo hueco sus obras completas a los años, o una parcela en los Campos de Castilla, sin pisotear por los cascos de Babieca o los temblores de Rocinante; desde Serrat y A. Guerra, Machado, va en la mochila del puño y la rosa, con un poco más de acierto que la primeriza de Mahler. Don Alberto, lo suyo, si es, es doña Rosalía de Castro y espantar las meigas de Abascal.

Curro Flores

 

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