jueves, 25 de enero de 2024

LAS PUERTAS DEL CAMPO

LAS PUERTAS DEL CAMPO

En mi paréntesis de tertuliano marciano a los encuentros radiofónicos de los Tuesday en Canal Málaga,- la más libérrima de las municipales-; se había pasado de cascar sobre el informe del Defensor del Pueblo, debido a los abusos a menores en el mundo de los hábitos eclesiásticos, a chacharear sobre la acción del Gobierno por evitar el uso por los menores del porno en las redes. Entre agudas reflexiones, siempre se escapaba la escapista frase de lo irremediable: -pero a ver quién le pone puertas al campo-, y tan amigos; la verdad es que desde que nuestros antepasados neolitiqueros inventaron los vallados; salvo los arcenes, estercoleros y lugares de acampadas, la propiedad vive cercada, no se diga de la cabaña brava, en la que solo estaba libre el toro de Osborne. En fin del `primer asunto de los abusos de poder eclesiástico en los infantes, se ponía acento en el obligado celibato del clero, esfera de distinción de la huída de las tentaciones, pero que escamotea la naturaleza, para que algunes consagrados se salten tapias y puertas sin piedad. El interés de los monclovitas de evitar que nuestros niñes se ensimismen en las páginas de pornografía, que abundan a pantalla abierta por los ordenadores, se me hace debiéramos tener un ministre tan experto en la Nube, como el gafitas de Person of Interest, Harold Finch; porque la sociedad familiar, escolar y la otra, no  cultivan en la escala necesaria de educación sexual, como alimento de la inteligencia, para evitar la sorpresa, lo furtivo o lo delictivo. La mitología griega nos creo a Eros, y desde entonces nos han cupido, errata para la Real Academia, todas las flechas del amor en su desparrame erótico. Nuestra Mito de fe, es más pacata y pecata, comienza en el pecado original del frutero a Newton, sigue con la adoración a la virginidad y te complica la cosa con la hazaña del trilero del cubilete con el Espíritu Santo. La ingesta maligna me ha puesto escatológico.

Curro Flores

 

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