CONVERGENCIA DIVERGENTE
La julianada recontó de las urnas a Bruto y puñales, para ahuyentar de gobernar las razones aritméticas razonables de los tuyos y los del otro; creando el magma de lo distópico, para que vivamos en la –polarización- con camisa de refuerzo. Si viviéramos en la Florencia del siglo trece, con Dante rellenando los juicios finales en la Comedia de sus coetáneos poderosos o menguados, a don Puigdemont le hubiera colgado boca abajo sobre la fuente ardiente del Muñeco Meón para su sufrimiento eterno. Los incrédulos de los corrientes zaragozano, le hubiéramos dado un masculillo por su esfuerzo en destacar de divergente, siendo un capitán Araña con jopo de cobarde. La Transición que a lúdica me suena, con esperanzas en lo utópico, rumbo con los desconocidos, puso sobre la Tabla Redonda la brújula de la –concordia-. Ahora los flecos nos angustias, obligando a una pasamanería de encaje de bolillo, si queremos salir adelante gobernando y no pasar la temporada legislativa tejiendo y destejiendo como Penélope; los otros demandan encuestas, pero en su VOX desconfío. Suena a historieta de abuelo Cebolleta, nuestros buenos recuerdos políticos de la salida de la Dictadura, y aunque ahora se trate a un personaje, Puyol, por sus hazañas personales económicas, más o menos como Juan Carlos I; su liderazgo en la Convergencia catalana, fue el fiel de la gobernabilidad de España, apoyando a Felipe o al que hablaba catalán con nocturnidad contando borregos. Cuentan los sabios del resentimiento, que aquellos abrazos en la Generalitat y el Majestit, dieron les fuerzas centrífugas munición económica, competencias y calor lingüístico; para ensimismarse con ser independientes. No sé lo que pasará hoy, si leyes o decretos, si gobernabilidad o dudas, pero el dilema me anima a aseverar en el diálogo, sabiendo que el de Waterloo está de caspa caída, más a Pablo Manuel le sale un gallito para desentonar.
Curro Flores
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