CAFÉ CON TILA
Bonifacio llegó al Hogar de los yeyos con gorra y bolsa del puño y la rosa, ajadas como su guayabera; hacía demasiados años que no se veían aquellas viejas identidades, lo que provocó en la partida mofas y risotadas, tras los resultados dominicales.
Contrariado pidió su cafelito de buenos días, sin responder a la tropa, me miró y empezó una monserga sin parar en maldiciones; me prohíbo nombrar al elenco de políticos y comunicadores que, fueron pasto de sus palabrotas; pero ni los nuestros, ni los contrarios perdieron comba.
Llegó al suspiro, antes que alguien le pidiera una tila, afirmando como punto final que había vuelto con sus distintivos de las primeras campañas, como aquel que aparece del encierro de Montecristo a iniciar su particular cruzada. El resto de contertulios, nos mirábamos sin palabras, mientras las fichas del dominó jugaban al ocultismo.
No tardó en sorprender la noticia en el móvil de don Pijote de la Plancha; Pedro Sánchez había convocado elecciones, los que nos dejó de una pieza, demasiado postre para tan inane menú. Ya, sin ´respiro, empezó el capítulo de comentarios, desde el plasma a los plasmados, adobados con los cierres de partida, con golpetazo al formica.
Salimos hacia nuestros portales, con un Boni ligero, saludando al vecindario y prometiéndose ir a por el pan y al mercadillo de esa guisa militante, hasta que pasara el 23 de Julio; me evité los comentarios.
Abrí el buzón, en el que nunca llega nada, salvo los manojillos de publicidades y busca pisos, cogí el ascensor, mientras cavilaba hasta la sopa; por la tormenta que había puesto en catarata el Presidente que, después de mi voto naufragado, respondió a mi llamada de que algunos debieran dar su paso atrás, dando una gran zancada hacia delante de las que pueden llegar hasta el abismo.
Curro Flores
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