viernes, 26 de mayo de 2023

JORNADA DE INTROSPECCIÓN

JORNADA DE INTROSPECCIÓN

Desde la hora del sueño o los afters, ha empezado el sabadete de reflexión, con nuestro bastón de mando deshojando goterones de jacarandas mojados. Los inventores del día de calma chicha, no pudieron prever los móviles sin aliento, así a cada quisque nos persiguen en la Red para importunar nuestra meditación.

Ha distraído en las jornadas electorales la lamentable Viniuciada, a tal punto que en la mesa de mis debates radiofónicos, tenía mis dos periódicos, con la primera página dedicada a la fechoría racista del graderío valenciano y de tantos otros. Aunque teníamos en preferencia nuestro orden del día campañístico, la directora del programa vio conveniente saltar a la campanada de noticia y, sin cortarse me inquirió a proclamar si nuestra sociedad española era racista; pero también entendí, si yo también pudiera serlo.

Tal dictamen a bote pronto, con un antropólogo de contertulio, me invitó a sumergirme en tantas dudas que, con dificultad  pude expresar lo que me había puesto a barruntar. Nuestra generación constitucional, ha pegado saltos desde la hucha del Domund de barros raciales, la Sección Femenina y el Ripalda; a la profesión de fe en la igualdad de todas las personas, los derechos humanos y todo lo que pueda abarcar el arco iris de las de una sociedad que camina con los signos de los tiempos y el progreso. Pero asumir tanto de golpe por lo que habíamos luchado, también tiene la rémora de las prácticas viciadas. Mi preferencia es no recurrir a la inteligencia artificial, pero algo me dice que debiéramos tener un medidor introspectivo, para ver nuestro grado personal de racismo, machismo, homofobia, aporofobia y demás rajadas.

Ahora bien, la cosa iba de fútbol y del tremendo estercolero verbal que se hace eco en los estadios, de los que tantos futbolistas, árbitros y directivos son victimas cada jornada. De pequeño me llevaron a la tribuna de la Rosaleda, gran acontecimiento, repleta de hombres de chaqueta y corbata, puro y poderío, blasfemando más que los muleros a 50 grados en la era del cortijo azuzando a las acémilas. Tanto me llamó la atención que, me compadecí de los familiares ausentes de los del césped. Siempre se dijo que el fútbol es un deporte sin lógica, irremediablemente tribal, pero alguien tiene que opacar ese espejo dónde mirar nuestra sin razón colectiva.

Curro Flores

 

 

 

 

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