SILENCIOS DE GOLEADA
Alguna candidata no futbolera, se atrevió en las tardías de ayer de las cuatro gotas, a montar su charlita de campaña con las feligresas; el resto del ruido estaba sumido en el plasma, viendo a los de Ancelotti más masticados que sus chicles por los citizens; mientras los divisibles de la “piel de toro” estaban con el amo del turbante de Guardiola.
En el Hogar se apuraban los ochavos en los cubatas y la ensaladilla rusa; pero Bonifacio que, está en la creencia de que esta vez “si se puede”, hablaba sin parar de las hipotecas impagables que, nos dejará en la City. Paco de la Torre. Más de una vez lo mandaron a callar, pero insistía, -para ver jugar a los otros, yo sigo con lo mío.
Jornada inane, para que los comentaristas se ceben con el entrenador, la vejez de los renovados madridistas, algunos cuestionen el chapú de Mbappe y los agentes de los millonarios ofrezcan estrellas en los despachos del Bernabéu. Florentino, el más listo de cemento armado, prepara nuevas residencias de ancianos luxuris con ahuyentadores de virus.
Las carrasperas tocaron su sinfonía de las caras mustias y, cada mochuelo a su olivo con el moquero en mano dando una cigarrá; alguno de la tropa alarmado porque a su hija le habían robado el monedero en el Centro, volvió a sacar el tema de la faltas de guardias de la porra. Juan con su mísera paguilla se consolaba diciendo, -a mí que me registren.
Los esperanzados del Málaga en Segunda, creen que antes de las municipales el equipo no descienda; Pedro que tenía por gracieta llamar al presunto dueño catarí del club, el “cheque”; perdida toda esperanza en que con “Paco, se gana”, apostaba por Dani para iniciar la remontada, porque era aficionado de verdad y no de palco. Tanta jerigonza de vuelta, me despertó el desánimo de buscar en las rinconeras de la biblioteca, El Deporte Rey, de Desmond Morris, porque de tantas chalauras, más de muchísimos, necesitamos una patá en el culo para espabilarnos.
Curro Flores
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