TURISMO LAMPANTE
Es una triste obviedad que al pasar el umbral de lo deseado, nuestra política de atraer turistas, alcanza una masificación incomoda al superar los niveles de éxito previstos. Los actores políticos, los expertos del sector, los medios de comunicación y los ciudadanos achicharrados que, no quieren perder la carrera, pero necesitados de retomar las bridas del negocio que proporcionan los visitantes; inventan conceptos peregrinos, sobre las cualidades que deben reunir los invitados a pasar sus vacaciones.
Así, Francisco de la Torre, agobiado por las protestas, pero con el propósito de enmienda que alcanza al fiel devoto, en su requeté campaña ha mirado al fabricante del maná, para que le mande turismo de calidad; a la vista del turismo de masas, sin marca de denominación de origen, ni extra, ni virgen, es decir, lampante como el de la torcía del candil.
No me tengo por experto para nada, aunque a veces me encomendaron las tareas municipales de este oficio. Me costaría dividir a los turistas más allá de guiris, nacionales, con o sin pasta gansa, golf o playa, creo no debo seguir para aterrizar en mis INSERSOS.
En fin, a la caña de pescar se le puso tanto cebo, paciencia y celo, para quedar sumidos en el debate de nuestra nueva realidad en la Capital del Sur de Europa, porque el triunfo nos ha llenado las redes, pero nadie puede evitar la presencia impensada de la morralla.
En elecciones, Paco, pretende no cumplir la penitencia o que al menos se demore la sentencia; pero los datos son tan tozudos como sus consecuencias, para lanzar como única tarabita la de atraer el turismo de calidad. Museos, inmejorable Centro, muelle Uno, logros a difundir; pero más de treinta y pico mil pisos turísticos de los registrados, amén de incognitos, han generado toda cantidad de desajustes con la imposible situación habitacional para las huestes locales. Nunca la vivienda ha sido leitmotiv de una contienda municipal, ahora lo es, gracias a las imprevisiones de la eternidad De la Torre de turismo vulgaridad.
Curro Flores
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