DIANA REAL
Los unigénitos huerfanitos que nos libramos de la mili, sin porvenir de chusquero; salvo para las grandes fiestas del lugar que organizaba, con ocasos de feriantes de “dianas floreadas” hasta el catavinos; sigo ajeno a la marcha uniformada, excepción de nuestro acervo en la Semana Santa malagueña; más, teniendo por querido amigo a Miguel Ramos, quién soportó la trena por ser un luchador pacifista, contra el servicio militar, consiguiendo que muchos jóvenes españoles se libraran por “objeción de conciencia” de pasear el Cetme. Por eso, cometí la gran errata en mis escribanías de mandar a la Princesa de Asturias a Australia, a ver como se “tocaba los huevos”, al real presidente de la Federación Española de Fútbol, cacareables gestos representativos a cuasi medio millón anuales. La cosa es que mientras el Real Papi, esperaba uncir a don Feijóo para el vapuleo, la noticia era que doña Leonor era cadete en la Academia de Zaragoza, en la que rápidamente ha hecho migas para darse su primer garbeo, con la nobleza de sus compañeros. En las antípodas, acompañando a la Reina, y corrijo, estaba la infanta Sofía, celebrando como se levantaba la Copa; la Sucesora, en cambio, con la musiquilla de un dos papa y arroz, brindaba de copazos con camaradería. Lo constitucionalmente dinástico, tiene la salvaguarda de poner firme a la tropa de sus desmanes patrióticos, por lo que me lo explico todo de la formación de la realeza, hasta de obligarte a cambiar el bastidor y la aguja, por los ejercicios de campaña. Por lo que leo, la Princesa estaba “nerviosa” y con “muchas ganas” de ponerse el caqui, para servir mejor a sus obligaciones con España; yo la hubiera librado, con mi peculiar feminismo, pero que voy a decir, si por ministra de Defensa, tenemos a la jueza Margarita Robles, cosas veredes; y salvo la “diana de combate”, muchas sorpresas de adaptación al correr de los tiempos, estoy dispuesto a tragarme de sopetón con mi viejo magín.
Curro Flores
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