LA PELOTA Y EL BALÓN
Mi balompedismo feminista tomó carta de desconocimiento, cuando en un debate radiofónico me preguntaron por el nombre de nuestra bicampeona de oro Alexia Putellas y me quedé en blanco; ante mi soberana sapiencia de los Cristiano y Messi que cespeaban brillantemente en XAVBILANDIA, menudo insulto a mi cerebro cultivado a balonazos. Ya en el Europeo femenino, como lo daban en abierto y a la hora del MasterChef Celebrity, pude seguir con que ganas le daban a la pelota nuestras aguerridas jugadoras, hasta que las pérfidas de Albión nos mandaron a casita. Su manera de jugar, me hizo seguidor de nuestras seleccionadas, combinando con que las plataformas de pago todavía no las había encajado, y el Canal de toda la vida nos permitía disfrutarlas. Desde su Pearl Harbor en Nueva Zelanda contra las japonesas, me empezó a flaquear el alirón, pero tanto supieron reponerse nuestras Salma, Jenni Hermoso, Codina, Aitana Bonmati, Alba Redondo, Athenea y tantas inmejorables como la guardameta Cata Coll, que ayer nos dieron el mejor aperitivo de domingo casero, ser las campeonas del Mundo en Sídney, es decir, que en las antípodas han sido nuestras conquistadoras. Ayer como todavía nos duraba la marcha de la Feria, encima tuvimos campeona mundial de 20 kilómetros marcha María Pérez, la mujer que nunca se puede perseguir, sin llevar la lengua fuera, salvo por Álvaro Martín que tiene su trote de oro también. De la pelota, el balón, raquetazos y andar ligero, con swing de golf, estamos tan fugazmente universales como Alonso y Sainz; quizá me guste cambiar el paso, mejor, sentarme frente al tablero de ajedrez; disfrutar de los logros de nuestras científicas y académicas, creadoras, emprendedoras y hasta de nuestra singular ministra de Economía, Nadia Calviño; para que también sean motivo de orgullo de esa grandeza nacional, sin olor a rancias tradiciones fútiles.
Curro Flores
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