CULAITA EN EL MORRO DEL PUERTO
Parece que perdemos el otoñal verano, la playa se quedará desierta como cantaban Los Payos; aunque no sé si el plato de los montes, podrá con los últimos rescoldos de los espetos de sardinas de afanes domingueros.
Estaba con los auriculares del móvil, junto a La Farola, sentado en el muelle de la bahía, escuchaba la magnífica intervención en otro Pleno, de la Torre, del Puerto, a mi querido Guillermo Busutil; más madera, en este caso de caoba, contra las gaviotas cinco estrellas.
La longevidad me cargó en recuerdos de la discoteca Piper´s, en la calle San Miguel de Torroles, entre arrumacos de Otis Redding y chifladuras del Casatschok de finales de los sesenta principales; con mi amigo Julio Quesada, metalfísico, experto catedrático en despistemología.
Los enemigos y transfuguista del imponente biznago catarí, que pretende dejarnos en herencia el alcalde De la Torre, van creciendo con la suma de la concejala de Cultura, doña Noelia Losada, de incorrupto fervor Ciudadanos.
La señora Losada, oficiando en los asuntos de la cultura, ha tenido más pesqui que el ministro del racimo espachurrado. A ella le ha socorrido la insistencia de la sensibilidad culta, para ver el despropósito del mamotreto; mis concejales se cayeron del caballo, porque al trote de la escucha activa, oyeron el griterío de protestas del graderío malaguita, hartico de ladríllame insulso y cataríes Al thanieros.
Si sé lo que hará la Junta con su informe ambiental, sería de catástrofe pepera un rectificado de Juanma a Paco. Así, ganará las elecciones con las flechas del amor ciudadano, entre el “to be or not to be” de Daniel Pérez frente al chapú; y vuelta al baile, Get Back, podremos irnos de Charanga, para terminar con un Vivo cantando, de vuelta a la Málaga en el porti de con recuerdos insobornables a nuestra Bahía.
Curro Flores
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