sábado, 12 de noviembre de 2022

HAMBRE DE CULTURA

HAMBRE DE CULTURA

A la salida de una polémica del VAR, en un diario de gandulerías deportivas, nos topamos con una página de publicidad del Ministerio de Cultura y Deporte, de lo más esplendorosa; el excelentísimo señor Iceta, ha sacado unos cuartos para invitarnos a que desarrollemos el apetito cultural, reza el anuncio -HAMBRE DE CULTURA-, menuda hambruna.

Los que sin venir a cuento, ni spot de la época que valga, desarrollamos una voracidad por nuestro cultivo espiritual desde pequeño; aumentada en  mi caso en los años que ejercí como  concejal de Cultura, hasta llegar a una bulimia peligrosa, me ha parecido un gesto oasis.

Mi sapiencia siempre fue poca, porque al oficiar en tantos saberes, siempre te desafían los eruditos plastas, los artistas arrogantes, los especialistas de turno, para demostrarte lo poco que conoces de su cosa y oficio. Así que tus declaraciones siempre te salen a devolver. Recuerdo que una vez de director de la primera y espléndida Bienal Málaga en Flamenco; unos aficionados quisieron almorzar conmigo, para escrutar mis pareceres, entre ellos, había un flamencólico de aúpa;  yo iba desgranando por alegrías mis gustos y previsiones, pero con la última cucharada de gazpachuelo, el que me lanzaba saetas, para martirizarme como un San Sebastián; en tono más saborío, dijo: -no ha dicho usted ná de el Chocolate-, a lo que raudo le contesté, lo he dejado para la merienda, por si su interrogatorio se alarga.

Espero que el anuncio cale, más que el agua que no cae, porque algún bien haría ante tantas despedidas de soltero. No sé si echo de menos en la paginota, un plan adicional para desarrollar los gustos, y  que a los neos, no le den más gatos que  liebre, y  se atiborren como yo de tantas naderías en los eriales de los campos feraces del conocimiento.

Con los años, creo, se me  ha creado un cierto sibaritismo selectivo en mis consumos culturales; al final, uno se da cuenta, que un manco de Lepanto, puede escribir milagros, mientras infinitos brazos de pulpo, con cabezas de chorlitos, tocados por la musa de alma incierta, crean un inmenso laberinto para perder el tiempo de abono de nuestras vidas.

Estoy esperando la campaña de Calviño, HAMBRE POR LA PASTA, con un regalo adicional de las hazañas de Amancio Ortega, que no ha necesitado de la filosofía del primo Gasset, para amasar fortuna.

Curro Flores

 

 

 

 

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