domingo, 6 de noviembre de 2022

EDÉN INFERNAL

EDÉN INFERNAL

Ni la foto finish podría captar el instante de alivio que uno puede vivir en la Ciudad del Paraíso; a más saber, la de la infancia de Vicente Aleixandre. Estaba de júbilo interior por los datos de la población activa malagueña, encima creciendo ilusiones con la macro encuesta del CIS de cara a las municipales. Al pronto, en las páginas que ya no se llaman ni de sucesos, me desayunaba con la enorme reyerta juvenil en el Palo, con decenas de participantes, y el arresto de nueve pupilos de entre rejas, que extorsionaban al vecindario, portando barras, navajas y puños americanos. ¡Un gran chapú!

Los nuevos guapitos,  roban cabeza de cartel, al pistolero de la Corta, al de Dos Hermana, y a nuestros enormes alijos que se capturan en la rebusca internacional. Tengo la sensación de que las torres que se levantan por doquier y desorden, en el dictado de Francisco de la Torre, no nos dejan de ver los alcorques del peligro, que se cierne día a día sobre nuestra población; al parecer, condenada en el futuro-presente a trabajar en el hogar y recibir los pedidos por cualquier exprés, para evitar de ser víctimas en un desaguisado en cualquiera de los puntos cardinales urbanos.

Este paisaje distópico, no es así, porque nos llegan turistas a tropel, la hostelería va que chuta, con el verano más largo de nuestra historia, en el que se van a imponer los helados de castañas asadas. La violencia y el cúmulo de delitos que conocemos, por los partes policiales telegrafiados a la prensa, los malos encuentros,  nos trazan  un futuro lleno de interrogantes tenebrosos.

Todo el mundo quiere vivir en Málaga, cerquita de la playa, y con nuestros calores darse un garbeo con tapeo. Pero las viviendas escasean, para la demandan, están que crujen los precios; para guitarristas en la azotea o marcando dicho de la infancia, para vivir debajo del puente. Encima no sé si se debe de poner un icono de un guardia con la porra en cada esquina, para ver si hace efecto en la maná de insurrectos. ¡Un gran chapú!

Curro Flores

 

 

 

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