viernes, 18 de noviembre de 2022

UNA JAIMA EN EL PUERTO

 

UNA JAIMA EN EL PUERTO

Transcurrido el icetazo con el arribo, visto y mejor no oído, a Málaga de don Miquel en su fuerabordes del ministerio de Cultura; una nueva noticia portuaria me deja con lo puesto, es decir en la misma inopia, con la que se mueve un congrio bajo el casco de un crucero.

No sé si con el permiso de Aznar, quién todavía tiene pendiente la petición de permiso por los musulmanes para su instalación en la Península, las cosas de un reconquistador de perejiles. Nuestra supuesta Autoridad portuaria, de su devota inclinación política, está por repartir sus dominios al capital árabe, sin el permiso cofrade.

Una multinacional de Abu Dabi compra la terminal número nueve de contenedores, la adquisición dará 660 millones de euros. Parece que los bicharracos de madera que  nos llegan cargados de baratijas chinofilas, y algún alijo, cambiara hacia containers de mercancías propias de la Cueva de Alí Babá, y no de AliExpress, para exhibirlas en los mejores escaparates del mundo.

Las cosas cambian y bastante, en mis ajados tiempos, cuando representé al Ayuntamiento en las reuniones del Consejo de Administración, las cuentas del muelle cuadraban, gracias a que con todos los riesgos para nuestras playas, descargaban los petroleros en nuestra costa, en su grifo terminal de Puertollano. Las insistentes protestas de Pedro Aparicio, les quitó el chollo.

Ahora uno entiende lo del Palmeral de las Sorpresas, al que le dará más vidilla el desfile arabesco. Aquel lugar sitiado del franquismo, con una valla indestructible de los talleres de mi amigo Luis de la Fuente, intransitable para la vida urbana, con chalecito para el jefe de los de toda la vida. Se convertirá en aras del negocio, como las luces de Navidad, en la gran jaima del Sur de Europa.

Mañana no sé si seguiré el capítulo, por la venta de la Farola para convertirla en una mezquita. Cosas veredes Mío Cid.

Curro Flores

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