martes, 15 de noviembre de 2022

EL VACILA

EL VACILA

El rugido del motocarro paró el encuentro momentáneamente, para que de nuevo saliera el Melilla de la posá, con su letanía desafiante a pea sin fin; los adoquines de la calle se sabían el rebote de la pelota de plástico, reventada en la esquina del portalón del almacén del guardia. La vecina nos arrojó un balde de agua desde el portal, cuando de pronto aparecía el vacila, con su reloj tatuado hasta el codo; ya no nos resultaba curioso, sino un espécimen único, con su cigarrillo de grifa de nubes con aroma a zorrillo profundo. Eran los principios de los años sesenta, ni la Chica ye ye era conocida y el pick up era de contrabando, hasta la feria de los papelillos colgados.

El vecino me advirtió que el vacila, era un antiguo legía, que había perdido el coco por  un grave accidente en unas maniobras del Tercio de África; al que se le permitía exhibirse fumando grifa, con su semblante sonado y andares de insolencia.

Así andaba el porro tan exclusivo, cuando a la vuelta de unos pocos años, los hippíos y el Torroles, dieron lugar a  que muchos majaretas de la selección de los empedrados percheles, se embarraran en el charco, y empezaran a consumir masivamente los porritos y el cubata, hasta llegar algunos al jeringazo.

Un día cualquiera, en las páginas del acontecer de la Costa del Sol, aledaños y derivas de la piel de toro, más sus europeos confines; con un quinto del nuevo siglo traspasado, los renglones no dan abastos con tanto alijo aprehendido. Ayer, entre diez detenidos, estaba un abogado especializado en la defensa de los narcos, rentable oficio. En los primeros día del mes la benemérita, consiguió incautar la mayor cantidad del mundo mundial de droga envasada en nuestro burlaero, más de treinta y dos toneladas cogollos de marihuana.

En los sesenta también pasaba la Tota, con su escoba de blanquear y cubo. Hoy el blanqueo de capitales está más en el orden del día. No sé si van ganando los tatoos a los drogatas o viceversa, el vacila es prehistoria, pero mientras se resuelve en Alemania su legalización con la UE para el consentimiento. Echo de menos el periodismo de investigación en el meollo de las clandestinidades, frente a las informaciones oficiales de la policía, que nos despachan los comunicados de sus exitosas tareas frente al narco. Me falta conocer los actores de los cárteres de Merdellín, por eso de ponerle nombre y apellido al golfo de la tribuna.

Curro Flores

 

 

 

 

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