domingo, 20 de noviembre de 2022

LA ALCALDÍA DE MARBELLA

LA ALCALDÍA DE MARBELLA

Con cierta frecuencia, en la semiclandestinidad y los principios de la Transición, solía visitar desde su constitución la Agrupación de los socialistas de Marbella, por lo que mantuve un estrecho compañerismo con los futuros alcaldes de la localidad del PSOE: Alfonso Cañas, Jose Luis Rodríguez y Francisco Parra.

Los reinicios estuvieron cargados de polémicas, pasa hasta en la coral más afinada, pero estuvieron henchidos de esa energía positiva que los llevó a lograr la confianza de los vecinos en varias legislaturas.

Mirar por el retrovisor, no dice nada, más si se piensa que vivíamos un periodo agraciado para nuestras siglas, y que todos los boletos tenían premio para el cambio necesario en España.

El bastón de mando marbellí, siempre nos creo inquietudes, la primera nos llegó cuando un capitoste de una monarquía árabe, obsequió personalmente al primer alcalde con una daga, creo, de oro adornada con piedras preciosas; previa consulta al partido, depositada en el arcón municipal.

Tras la legislatura del amigo Parra, se le abrieron los portalones de par en par a la derecha local, para entronar a Jesús Gil y sus correligionarios embotellados, un gobierno de atestados y golferías, de las que ya tuvo el común primicia de sucesos.

La llegada de Gil a lomos de Imperioso, estuvo aclamada entre palmas y olivos; no era raro en la mesa en la que no me dieran la tabarra algunos empresarios y famosillos, con el cambio experimentado en la joya de la Costa del Sol. Los mismos que me renegaban de don Jesús, sabido lo sabido, que todos los sabían.

Salvando aquellos años de gobierno socialista, mucho antes, se me venía a la cabeza, que nuestra deontología y la forma de entender el ejercicio de la actividad pública y su representación, chirriaba con el modelo de éxito mundano en la que estaba instalada la imagen y la realidad marbellí, más de cuché, páginas amarillas y salmón en vacaciones.

Ahora tienen por primera edila tras el interregno de mi colega José Bernal, a Ángeles Muñoz, una médica cordobesa del PP, casada con un sueco,  investigado judicialmente por asuntos de tráfico de drogas y blanqueo de capitales. La alcaldesa quiere separar el a  del b personal, como es propio, para distinguir  la buena  acción institucional de lo que se cocía en su hogar; donde se hacía la sueca como Ana Mato. La polémica para que se explique o dimita, no ha perdido actualidad, encima se  añade las modificaciones de la declaración  patrimonio en el Senado, a favor y a destiempo; descuidos de doña Ángeles hasta la semana pasada.

Sigo cavilando lo mismo sobre la dificultad que representa la alcaldía marbellí;  a tal punto que hasta le puede venir de perilla a su plató, un foco grosero como este episodio, para que al final dimita la señora entre noticias turbulentas y,  los populares saquen del armario un presunto probo candidato. No es amenaza de mal augurio, es predicción.

Curro Flores

 

 

 

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