PRESIDENTE DE LA INTERNACIONAL SOCIALISTA
Con la levedad de lectura que ya me impone un libraco, entre mis textos de coserías de pespuntes humanos, repasaba el último capítulo de CIEN AÑOS DE SOCIALISMO, de Donald Sanssoon, –Renacer y gobernar-.
No estaba al cotorro de la elección de Pedro Sánchez, como Presidente de la Internacional Socialista; más bien me llevaba el oleaje informativo a la Plaza de Colón, donde Abascal trataba de recuperar su mecha pidiendo su dimisión como presidente del Gobierno; por otra parte las banderas nacionales –made in China- ganaban en las terrazas y, lucían más que las del toro de Osborne y el aguilucho franquista de su astracanada, en apoyo a nuestra Roja emigrada por circunstancias económicas a Catar, a costa del pelotazo mundial.
En los 143 años de historia, de los que le llevo consumido una cincuentena militante, nunca un español, incluso con los éxitos de Felipe González, había sido elegido para tan encomiable tarea. No sé si Alfonso Guerra, que le cuesta reconocernos tras los traqueteos actuales, o los Page de turno, habrán brindado por el significativo acontecimiento, me temo que se impuso la abstemia.
Para los socialistas españoles que eligieron en 1921, tras el informe de Fernando de los Ríos, entre la libertad y el comunismo predominante de época de la Tercera Internacional; nuestro referente está hermanado con las primeras utopías iniciales del socialismo, la social democracia, el laborismo, el social liberalismo, el radicalismo, el progresismo; consuno del compromiso de mejorar la realidad de nuestras comunidades nacionales, y ser guía a su vez de fraternidad de nuestras inercias mundiales.
No quiero entrar en pulsos ideológicos, pero los hechos destacan nuestra manera de ser y estar en los avances de la sociedad en bienestar y derechos humanos.
Para un modesto “sociata”, gota de agua hervida en este cocido, la elección del compañero Sánchez se merece apurar hasta la última gota de un brindis. Sus avatares en el PSOE de poca ortodoxia aparatista; nos han mostrado un líder con una voluntad y energía especial para cristalizar sus objetivos. La Internacional Socialista que cabalgaba penca, necesitaba un revulsivo de los que gozo por épocas; debe ser con Pedro Sánchez su compromiso de hacerla renacer, con nuestro impulso mundial en las ideas progresistas y, en el cambio global de los paradigmas que se tratan de imponer por doquier.
Curro Flores
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