jueves, 26 de enero de 2023

AÑO DE GRANIZÁ

 

AÑO DE GRANIZÁ

Ni de naranja, ni de limón, de arenilla del desierto y humo, apedreaba el cielo congelado, iluminado por sus rayos y ronquidos de berrea. Temo por los cristales de frágiles ventanales; pero antes de que  apagara un trueno el ordenador, leía los resultados de la votación de las medidas del Gobierno contra la crisis.

No sé el grado de miseria política de que hay que estar superdotado, para abstenerse con timidez hechicera; más mezquindad, los siete  que votaron no, para negar el pan y la sal a las fatigas de los españoles. Como lo que cuenta, las cosas de comer, tiene escasa importancia para el ruidoso mediático; inmediatamente enchufaron la máquina de las desavenencias de los amigos con Sánchez,  ante el año de chuscos electorales que corremos.

Corría el pasado de telediario en cuasi sepia, con el Málaga embotellando al Barça; tiempos aquellos en los que descubrí, lo chungaleta de la piel de toro; un fuera de juego de Rexach, casi nos empata, el de al lado de monseñor Buxarrais, cantó gol en lo más barato del graderío, y el trompetilla de la recogida de la basura Vélez, al grito de: -¡catalino endezepartao!, inicio el griterío de -¡estás llorando!-contra la compungida cara del culé. Ya mi abuelo vasco, el día que me llevó a la Rosaleda en la infancia, me habló de los chicarrones vascos, los leones de San Mamés. Como también los de mi equipo, se llevaban de peñascazos con los del Graná, pensé que todas esas monsergas divisorias eran de chupinazos y goles.

La cosa es más seria, también más ridícula, en este año de granizá sobre las urnas; los de Rufián sacarán el rosario de la Moreneta, para poner en solfa todo el idilio de la legislatura con la Moncloa; evidentemente los vascos de entre sí, como los perros y los gatos, hartos de pasar la boina, se nos marcharán con viento fresco, porque ya queda casi nada de rascar. Ni que digamos los podemitas e izquierda unida asociados; entre sus trifulcas, pondrán el listón de su adherencias ministrable por el “no, es no”.

Bendodo, desde Génova, como Pedro, el apóstol, negará sus besazos con VOX, hasta que el matrimonio de conveniencia lo requiera; Judas para brujulear en la política. En fin, si las urnas no las parte un rayo, espero que el tiempo revuelto me llene los pantanos y los de mi casta se comporten.

Curro Flores

 

 

 

 

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