CAOS EN MARÍA ZAMBRANO
Dos días, de ida y vuelta, a medio centenar de AVEs, se le enfollinaron las catenarias, demorándose sus vuelos para piar pasajeros en la Estación malagueña de María Zambrano.
El titular caótico, se lo endilgó un periódico local a nuestra insigne pensadora veleña. Por eso de que ahora es parada de cercanías y los madriles.
La ministra que más hizo por la Ciudad en su historia, mi dilecta Magdalena Álvarez, no se paró en parches, por tierra, mar y aire, para dotar a la Ciudad de su Paraíso, de todos los elementos y presupuestos de Fomento, para que hoy podamos presumir hasta de las demoras del AVE. Tal envidia causó su pasión inversora boquerona que, el señor alcalde, Francisco de la Torre, a la llegada del primer tren veloz a la Zambrano, contrató un video domesticado, para que el público asistente arracimado en la explanada de la Estación, le viera a él en toda su pompa, para apuntarse un tanto de gorrón politicastro.
La ilustre gobernanta socialista, quiso también nominal la transformada estación, bastante decrépita por añeja; y tuvo a bien ponerle el nombre de la excelentísima pensadora y ensayista de la voz poética, la veleña María Zambrano. También dio nombre a la parada del tren costeño a la malagueña Victoria Kent, en la parada próxima de la barriada del Nuevo San Andrés.
El día que tuve el gusto de conocer a la filósofa, acompañando al alcalde de su localidad natal, el querido Juan Gámez, para acompañarle a su homenaje en el Ateneo madrileño; mientras humeaba su boquilla, a quién tanto aguantara para poder volver del exilio, no sería ocioso preguntarle por el caos en el tiempo de espera en su peregrinar por los mundos.
Un día de mascarillas, al simpático librero de la Estación María Zambrano, le pregunté si tenía algunos de sus libros; el buen hombre sorprendido por mi impertinencia, me dijo que su cadena distribuidora nunca se los había enviado, bien podrían si supieran de su oficio.
De la Excelentísima complutesina, ella sí; de sus múltiple joyas, quizá los pasajeros en su trayecto debieran degustar la lectura de uno sus libros; recomiendo para las elucubraciones de hoy en día, España, Sueño y Verdad; podrán rumiar pacientes el desastre de las chaínettes de las vías; amén que la trastornada RENFE, pudiera regalar una breve biografía de la preclara escritora.
Curro Flores
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