miércoles, 11 de enero de 2023

FRACTURA EN EL QUINTO METATARSIANO

FRACTURA EN EL QUINTO METATARSIANO

Del pie izquierdo, ha entrado el Valencia en La Perla, el estadio King Fath de Riad; sus otros dos jugadores lesionados son de tobillo y la muñeca, elementales denominaciones, para los diarios deportivos que se afanan en que sepamos traumatología de profesionales, a fin de que nos ilustremos sobre la trascendencia de los percances de los millonarios a patadones.

Este negociete de jugarse la Supercopa de España en territorio Árabe; plató de lujo del comisionista Piqué y oasis del tesoro de Rubiales con su caterva. Ha puesto en evidencia el innecesario dispendio en graderíos de lujos en el Bernabéu, Camp Nou, La Pila del Betis y el Camp del Valencia; más nos valiera, si el pelotazo urbanismo no figurara en los guiones, atender al fútbol base con canchitas de andar por casa en viviendas oficiales; como es la augusta justificación de la Federación Española de Fútbol, al arrimar el arca del petróleo a su tesorería, para el fútbol base.

No sé si correspondería al Tribunal Constitucional, después de su litigio presidencial, en el ánimo de que nuestra indisoluble Patria que, es la piel de toro; resolver de oficio, para quitarle los beneficios, a los que han conseguido que nuestras aficiones, no puedan expresarse en cristiano y tengan la Meca por quiniela.

A nuestros afamados periodistas de balompié, lo de las restricciones  a la libertad de prensa de los emires, se las trae al pairo, nadie les va a encarcelar por dudar de un penalti decretado por el VAR. Las 144 ejecuciones, los maltratos y las torturas autorizadas por los millonarios de la tribu, una minucia de su singularidad. Los derechos de la mujer y el reconocimiento de la comunidad de LGTBI, cosas de moderneces.

En fin, sabido es que el fútbol es un deporte sin lógica, pero que consume más cuota de pantalla en los telediarios, que nuestros episodios nacionales; no sé si con el cambio climático, las arenas de las dunas pueden ser el césped que se nos avecina, sin un charco para ensuciarse las botas y con guantes blancos para los tribunos.

Curro Flores

 

 

 

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