HUIR DE LO DOMÉSTICO
El visionado de películas producidas recientemente sobre Churchill, me parece un desmedido esfuerzo de singularizar las islas británicas, en la figura de su gran estadista; también el cumulo de actores añejos capaces de competir en emular al político.
El “bon vivant”, animal de estruendosas costumbres domésticas, poco adecuadas para su menguante economía particular. Daba siempre en el clavo, algunos rollos detallan que tuvo información privilegiada de los servicios del Foreing Office, sobre el devenir del terrible desastre provocado por la escalada en el poder de Hitler; contra lo que tomó una postura frontal y agresiva, en el Parlamento y en sus inagotables artículos de opinión.
El premiado Nobel de Literatura demostró en su quehacer, de que el gran político y noble de origen, sin poder pagarle al carnicero, elevaba su mirada sobre el horizonte geopolítico, cosa que trae al pairo al común de los votantes.
La última asonada madrileña de la derecha, en todas sus variantes; animada por comunes editoriales, las constantes comunicaciones por el móvil que recibo de mis amigos “diestros” de toda la vida, con videos, artículos y demás mercancías de la guerrilla psicológica y consignas consagradas. Toman un curso de razones patrias, alertando sobre todos los males que pueden provocar y les provoca, las formaciones que apoyan al Gobierno. Me cansan, pero no les sonrojo su posible certidumbre.
Salvo los movimientos internacionales de Pedro Sánchez, su beneficiosa batalla por los fondos europeos, el flamante acuerdo histórico con Francia; de la bancada de la derecha, solo hemos tenido ridículas protestas, cuestionamientos a nuestra política internacional y marchas de alcaldes a ver el muñeco meón de Bruselas. No tienen su churchilito, para ver algo más que su simploná de turno, en aras de quemar al presidente.
No es dar ideas, pero con discursos tan domesticados, más podían hacer urnas dedicando sus manifestaciones a lo que ocupa a la ciudadanía de desfilar por casa, angustiada por la carestía de vida. Eso no está en su guión, pero paragonando a Teresa de Ávila, si para ella Dios estaba en los pucheros, el voto se escapa por la falta de avíos en la olla doméstica.
Curro Flores
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