EL MOTOR DE EXPLOTACIÓN
“San dinero es el santo más milagrero”. El tiempo atmosférico lo da el móvil, así nos enteramos que el paraguas no estará en el desfile durante los próximos quince días, también que no luciremos el gabán con la bufanda al cuello por la cuesta de Enero.
Amontonadas las ropas de abrigo en la Costa del Sol, mientras los guiris iban hace muy poco vestidos de Papa Noel en tanguitas de baño. Tratan de reunir los líos de papeles de Biden, para ahumar su presidencia; pero lo que tiene más candela, son los informes ocultos elaborados por los científicos de Exxon, que desde 1970, conocen que debido a las industrias energéticas, se produce un calentamiento global de 0.2 grados en la temperatura del Planeta anualmente.
Sabido es que la avaricia es como el fuego, más cunde si se alimenta. La petrolera tejana fundada por Rockefeller, lleva haciéndose la desentendida e incluso ha refutado, como gran mentira, las alertas científicas sobre el calentamiento global; hasta que obran en nuestras manos, cincuenta años después, con algunos grados más, sus dictámenes tapados.
Después de tantos libros de provecho y demasiados de quimeras de fe, en mis primeros años de juventud, se posó en mis manos un libro gris de Alianza editorial bolsillo; era la biografía del magnate del petróleo Mr. John Davison Rockefeller; tal me embelesó su figura que, constituía un añadido a mi locuacidad hablar del singular maestro de la codicia.
La realidad de nuestra Dictadura, los deseos de justicia social y otras carnazas que nos ofrecía el cotidiano; hasta me llevaron a hackear mi sesera con los tochos de El Capital, más mi afición de la literatura de los socialistas utópicos y democráticos, de mi militancia activa. Así que el magnate pasó a mangante.
Ahora la edad me alerta, como al toro avisado. Sé que los pantanos esperaran inútilmente las aguas de mayo para embarrar sus fondos áridos; que las industrias petrolíferas aumentarán sus beneficios, creando la senda verde; y que seguiré mirando como los euros ganar de carronada baloncestística, al señalador de los litros de gasolina, en el surtidor que me pille de paso antes de quedarme parado.
Curro Flores
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