EL TEACH PARK CRECE Y EL DEATH

EL TEACH PARK CRECE Y EL DEATH

Ayer el madridismo se acostó negreiro, sin nada por ligar. La madrugada política alumbra censuras en nuestra alianza francesa, los bancos se compran por ochavos y del sol naciente nos llega la Bolsa fría, sin rayos que la calienten.

El ocaso de Trump, pretende ser como el del toro Islero, de llevarse a Manolete y todas las figuras por delante. Ante tanto malaje, el quiosco me da una alegría, nuestro Parque Tecnológico, para los neos, Tech Park, crece hasta alcanzar casi 25.000 trabajadores, de 653 empresas de 21 países.

Por viejo, esta vez, no por diablo; ya he contado que tuve la oportunidad de participar en la primera cita a ciegas, para hablar de la iniciativa de la creación del Parque. Fue en el Parador de Gibralfaro, acompañaba a Pedro Aparicio, que había quedado  con el inolvidable Pérez Palmi, introductor de la historia, quién venía acompañado por su amigo Felipe Romera; desde ahí se alumbró el espléndido futuro de la mejor realidad del solar del Paraíso de nuestra época municipal.

Una vez que se pusieron los huevos en el canasto, surgieron sus ilustres detractores, lo que se guardará en las ajadas hemerotecas. El conocido empresario Antonio Martín Criado, aspirante también al concurso de méritos en AP o PP para destronar al alcalde socialista; no de concurso acreedores, hubiera barrido; convocó una asonada empresarial contra la creación del Parque Tecnológico, todavía sus tropas eran más fieles al cemento que al sílice.

A las pruebas me remito, hoy gozamos de un envidiable Tech Park, de indiscutible referencia en el mundo económico. Pero, también a mano tenemos, otra espléndida obra que vi nacer para la muerte, San Gabriel, el Death Park, ahumándonos diariamente, con la ceremonia de despido de la insoportable presencia de Las Parcas. Muy de abuelo cebolleta, pero por ahora conservo la memoria, para llevarme algunas satisfacciones.

Curro Flores