LOS MALÍSIMOS EXs
Por la radio futbolera, escucho a la irritada voz de tenor-silbato, de Iturralde González, ex árbitro, hijo y nieto de colegiados; porque todas las noticias derivadas del caso Negreira, digo (Barça-Negreira), por la denuncia interpuesta por la Fiscalía, pueden poner en entredicho a todos los jueces del césped. Ya debiera saber por su largo tiempo en las tertulias, que el morbo es cosa de ondas.
Dejé para la merienda la lectura de El Mundo del viernes, día que embucha su pretenciosamente culto, La Lectura; me guiaba mi amistad con María Gámez, directora de la Guardia Civil; por lo que enfoque el reportaje encabezado: “Interior torpedea la investigación de la corrupción en la Guardia Civil”; no creo que sea juzgar con ligereza la investigación periodística, pero visto el alcance de los misiles, ni para salvas navales. Pero me ha llamado la atención que los plumillas, pretendan que la jefa del Cuerpo, quieran que sea a la vez: ostiaria, madre ecónoma, secretaria y la Petra Delicado, del benemérito asentamiento central de Guzmán el Bueno. Me imagino lo que estará pasando María, con tanta ex uniformada compañía.
Su feminismo de siempre, seguro se habrá sentido mal, cuando a la amante de un exgeneral la llaman “chocho volador”, mientras al ex no le apodan “capullo a reacción”, por sus continuados vuelos rasantes de acrobacia al catre.
Los que somos ex de tantas inercias, en activo la jubilación y mi viejo carnet del PSOE, sentimos las arrugas con el ex “tiparraco Berni”; pero nos sube el ánimo, porque a la postre en democracia se puede llegar, calentando pruebas e informando, hasta el juicio final para aclarar las cosas.
Para no ofender a los gremiales, aunque somos infinitamente más los ex, no me ofendo por ex de oficios. Mi optimismo vital, lo reconfortó el pensador, Steven Pinker, premio a la Frontera del Conocimiento de la Fundación BBVA, quién en una entrevista en el mismo periódico, nos dice que va a mejor la humanidad si analizamos bien los datos; y no incentivamos el pesimismo con las malas noticias con la que trafican los medios de comunicación, más atentos a lo efímero que lo sustancial, por la afición del lector a lo truculento.
Curro Flores
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