viernes, 3 de marzo de 2023

GUADALMEDINA GRAN EMBUSTE

 

GUADALMEDINA GRAN EMBUSTE

El Puente de los Alemanes sobre el caudal de piedras, inmundicias y la rana moribunda, lo pasaba a diario camino del cole, a veces veía como retorcían los hierros de protección un mangante esforzado camino de la fundición; otras, las menos, aceleraba los gorilas porque bajaba el agua de chocolate a todo trapo.

De jovencito supe por el inolvidable Pedro Calleja, padre de mi amigo Fernando, de los más de 200 años que llevaban los tribunos malagueños discutiendo, para hacer desaparecer del mapa, la cicatriz de la desembocadura de río Guadalmedina que, afeaba y dividía nuestros barrios por categorías y perchas.

De edil joven, acompañé al alcalde Pedro Aparicio, a los almacenes de la Confederación Hidrográfica en Madrid, para disfrutar viendo la maqueta que habían preparado sus ingenieros, con la solución al embovedado del dichoso cauce. Lo celebramos tomando una birra en Santa Ana.

De repetitivo edil, viví de alcalde accidentado, las inundaciones más terroríficas que padecimos; como consecuencia de todo el desastre, el esbozo del proyecto voló por los aires, ya que ningún técnico se atrevía a discutirle las escrituras a los nubarrones con panza de burra.

Celia Villalobos en su segunda campaña municipal, ayudada por el insoslayable Villegas de todas las confederaciones, coló un folleto ilegal en elecciones, con la idealización del arreglo del gran lecho, mayoría absoluta y mentira al canto.

Los próximos comicios de Mayo, están determinados por el grave problema de la vivienda, para dar una solución como propone el PSOE, antes que muchos vecinos se tenga que ir a vivir debajo de los puentes. Pero  el repetitivo De la Torre, por segunda vez, se atreve con la   añagaza, prometiendo de nuevo la quimera, piedra filosofal de su programa, quitarle el solar a la torrentera incierta del Guadalmedina.

Mi querido amigo, catedrático de Geografía, José Damián Ruiz Sinoga, experto en lo que fluye en nuestro cauce; le largó de nuevo un moquete a don Paco, por su teorización siniestra sobre el agua que viene y va, antes de quedarse con la lengua seca en sus explicaciones pseudocientíficas; Sinoga no sabe si llamarle al alcalde, si iluso mentecato en la materia o contumaz embustero antes de las futuras votaciones. Pueden ser los dos supuestos, pero yo espero que esta saga de engaños sean menos que las misiones imposibles de Tom Cruise.

Curro Flores

 

 

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