jueves, 30 de marzo de 2023

LA DECEPCIÓN IBÉRICA

LA DECEPCIÓN IBÉRICA

No estoy evocando los jamones ajados colgados en la percha del supermercado, a tanto más baja la tajada en Cuaresma; frente a los de 4.000 y algo la pieza, de los manchados ibéricos del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, puerta con puerta con Portugal.

El asunto de nuevo, me viene por el Señor Pálido del Finisterre, resuelto a aguar cualquier viaje del presidente Sánchez, con declaraciones preparadas en el hisopo de Génova.

Días pasados fue con motivo de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Conferencia Iberoamericana; sacando el carnet de pulcritud democrática, otorgado en las entrañas del fraguismo, para echarle en cara, insisto, al Rey, acompañado por Pedro Sánchez, su compadreo con gobernantes americanos autócratas. Esa perogrullada lo descalifica para cualquier asunto de Estado que se tercie.

Como el yerro es su bandera, sigue buscando más tarjetas rojas, por las faltas contra Sánchez, cada vez que Pedro coge el carril internacional y se le escapa por la banda.

El viaje a China de Sánchez, tiene un gran motivo bilateral, el Xi, bastante pillín, quiere acercar los lazos de su gigante con Europa; así que Sánchez, presidente de la Internacional Socialista, gobernante de un país europeo con menos desequilibrios políticos, véanse el resto, y pre gobernante de turno de la UE, es un actor fundamental en las vías del acercamiento Europa-China o viceversa.

La agenda internacional de Pedro Sánchez, fulgura y molesta, visto que en el acervo de su partido Popular, por más destello, tenemos a Ansar en el Trío de las Azores. Así que contraprogramar es el desorden del día de Núñez Feijoó, por tal, se ha ido a Portugal buscando focos, para meter la pata, dictando nuevas monsergas entre las excelentes relaciones de excepción Ibérica actuales. Inmediatamente Ferraz ha contestado al inoportuno, primero con guasa, -“podríamos fusionarnos, sí”, pero en serio. Le ha pedido que no contamine más la política exterior de España.

Solución, quitarle la tarjeta de viaje, para que no desparrame chorradas por dónde aterrice, destrozando la “marca España”;  porque lo de darle por caducado el pasaporte, es un arancel excesivo e impropio, aunque por sus méritos esté en la frontera de conseguirlo.

Curro Flores

 

 

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