sábado, 7 de mayo de 2022

AQUEL MITIN DE CUEVAS DE SAN MARCOS

AQUEL MITIN DE CUEVAS DE SAN MARCOS

Mascullábamos nuestro inmenso fracaso en Alfarnatejo, cuando desde mi querida Algaidas, sonorizábamos la huida de las liebres y las bandadas de perdices, entre una bóveda de los olivos más fértiles de hojiblanca, con nuestra megafonía a tope de socialismo es libertad, tarara…: el aguilucho se llevó los prismáticos a la contra y la primilla no perdía ojo, mientras me ensimismaba la vista de la Sierra del Camorro.

Llegamos a Cuevas Altas, los entusiastas compañeros, nos recibieron con abrazos apretados, antes de llevarnos al viejo Teatro, para celebrar el primer mitin socialista, tras tantísimos años de soflamas pardas y silencio.

El sabio del lugar cogió en el  abandonado camerino bajo la escena a Braulio Muriel, candidato al Senado, a quién con su sin par oratoria, ilustró sobre las características sociales, políticas y económicas de la zona, mientras en unos papelillos tomaba nota el candidato sin perder resuello.

Subimos al escenario, la esposa de Muriel en primera fila, ataviada de ágape fino; tras ella dos guardia civiles acharolados, butacas vacías y al fondo de pie una multitud de vecinos, temerosa expectación por los tricornios.

Juan Senciales, quién sería su primer alcalde de la democracia, inició sus palabras, no sin antes, pedir en el primer mitin en Cuevas de San Marcos, un minuto de silencio por los muertos de uno y otro bando que estarán a la derecha del Padre, ante el pavor del incrédulo Francisco Román, abuelo de nuestro candidato a la Junta, Jose Aurelio Aguilar. Tras mi intervención oí el eco de alguna palmada en la lejanía, mientras el pobre Braulio con su chaqueta de mil rallas, perseguía por la tarima los apuntillos que se le habían volado en una racha de viento.

Con los años visité Cuevas bastante, buscando al amigo José en la fábrica de la Cooperativa Industrial de camisas, entre tantas prendas, era lo más preciado leer los poemas de su pequeña Ana Repullo, a la que me encantaba llevarle los manas de Litoral. Un día entre tantos conocidos, les felicité por tener un ministro de Industria, y para mi sorpresa con cubo y fregona, estaba la tía cooperativista de José Montilla, ex presidente  de la Generalitat.

Poco sé del Sabio, el hombre que leía Le Monde Diplomatique mientras abrevaban sus mulas, pero quedará en mi recuerdo, sus intervenciones exquisitamente respetuosas y ciceronianas, en las asambleas destempladas de los socialistas malagueños.

Curro Flores

 

 

 

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