domingo, 15 de mayo de 2022

CHIMPÚNVISIÓN

 

CHIMPÚNVISIÒN

Españolito que soy, sentí la satisfacción del resultado de nuestra representante en Eurovisión, Chanel. No era mi opción en la selección hispana, qué sé yo por más que afine los orejones: lo importante, ya que se compite, es jugar a ganar, sea a lo que sea, por lo que no era de recibo nuestro chilicuatrerismo pasota.

El televoto sentimental, como se manifiesta, ha otorgado el premio a Ucrania, ojalá como futuro país receptor del concurso, se pudiera celebrar éste dentro de sus fronteras en estado de paz, queda de horrorizarse tanta performance y luminotecnia  en una trinchera. La alcaldesa del PP de Torremolinos, se lanzó buscando cámara, a ofrecer para celebrar la Euro en Torroles, si ganaba la nuestra. Tanto la primera canción, como la segunda clasificada del Reino Unido, por el Brexit, pueden que pasen la bola hacia España como anfitriona; así doña Margarita del Cid, puede insistir en sacar pecho dando la tabarra, para conseguir que  el fastuoso evento se celebre, junto o en el Cocodrilo Park, su joya del Nilo: Turín a dos velas.

La canción ganadora Stefanía, antes se decía así, tenía reminiscencias folclóricas y políticas, cristalizadas en el gorro fucsia que lucía el cantante de Kalush Orchestra, como yo no me quedé con la copla a la primera, pensé mejor ataviarlo con un gorro de verdiales.

Las ondas devoraban nuestros oídos con historias eurovisivas, así mientras gastaba gasolina astronómica, pude recordar aquellas letras familiares, que como Gwendoline, llevo tan dentro de mí. Abierto el apetito, me cené, un cachumbeo entre atrezos y titiriteros, que emitían voces entre humos y rayos de colores, mucho chimpún, sobre algunas melodías olvidables. Mi memoria musicalilla, me llevó a cerrar los ojos, y recordar aspaventado el ruido de un joven atronado que, lleva el coche de alta gama acelerado, con las ventanas abiertas y con la música a toda pastilla, para asustar a los de a pie.

Como la cosa era en serio y, los comentarios de sus expertos sesudos, me vi ante la Gala como un dino, que añoraba juglares y trovadores. Ahora la cosa pinta como en la ópera,  la imposición de los directores de escenas sobre directores históricos, voces afamadas y música apasionada. Son los signos de los tiempos mucho rugido y más vatios, con escenificaciones  corales para disc jockey.

Curro Flores

 

 

 

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