miércoles, 29 de junio de 2022

A LOS POSTRES DE LA OTAN

A LOS POSTRES DE LA OTAN

Es muy triste y altamente cansino, enlorarte de todo lo que están tratando los líderes de occidente, porque los Magos vienen de Oriente. Es verano pero volvemos a la Guerra Fría con más parientes. Mi afición a la cocina me ha llevado a fisgar, en el menú que se ofreció en El Prado, al paquetón de dignatarios con su abuelo Biden a la cabeza. Tenemos la suerte de tener a muchos chefs españoles, capaces de agudizar los paladares de los que pueden pagarse los muchos  tenedores, sacándole la lengua a un gazpacho reinventado; pero destaca José Andrés por su compromiso solidario y espíritu empresarial, selectamente bien elegido para la ocasión. De lo que va el empacho, la Red le puede dar buena cuenta, está en la nube.

Los  que no están por la nube son los gazpachos que remuerdan los joseitos, a las cinco de la tarde, con los calores del palustre en la Costa del Sol. Los sindicatos de la construcción o hábitat, como se llaman por cursilería neolinguística, están que braman para que se aplique en el estío una jornada continuada, así  no se le derritan a los albañiles la sesera bajo el casco, amén de ahorrarse devorar el pañil  a la sombrita entre los restos de ladrillo y mezcla.

Tan saludable reivindicación obrera, tiene a la contra a muchos empresarios con la cara de cemento armado, que vistas las colas para comprar viviendas quieren tener sus tajos a toda pastilla, aunque Salud Responde no pueda dar a abasto por los soponcios. A las constructoras tozudas, Comisiones, las amenaza con dar su nombre a cuatro vientos, como si a los compradores les hiciera mella el enterarse.

En los tiempos en que ni sabía dónde estaba la OTAN, pasaba el veraneo en el Rincón de la Victoria rascando una pared a las órdenes de mi patrón Pepillo. Se fundía el termómetro, y, mientras caía el gazpachuelo, el vecino Pepe me contó una anécdota de tarde de toros a 40 grados a la sombra en la Malagueta. Después de unos lances, Antonio Ordoñez se acercó a la barrera chorreando de sudor, y comentó a Gregorio Sánchez, -¡josú que calor hace!, a lo que el toledano de oficio albañil antes que estoqueador, le respondió al diestro rondeño: -¡mira Antonio, calor, en un andamio!

Curro Flores

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario