martes, 21 de junio de 2022

EL CRUJÍO

EL CRUJÍO

Con un “malaguita”: -¡nos ha crujío!, mi compañero de partido, y sin embargo amigo, Dani Pérez, ha descrito el resultado electoral del 19J, en su calidad de Secretario de los socialistas malagueños.

Es la edad la que me lleva a las venturas de mi túnel del tiempo. “Crujío”, detono mi infancia en el Cortijo de la Piedra, los julios de fuego de la campiña cordobesa, amontonada la siega en la era. Seguro leía un picholo en el rebate, me reía con Carpanta, mientras devoraba un joyo chorreao con el celemín de aceite y su terrón de azúcar. Los días de la trilla hacía guardia, hasta que el “sooó…”, de Feliz paraba la bestia y, Cañero o Abundio, me aupaban, para darme la vueltecita de mis ferias, destrozando espigas, al compás de la Torda o la Española, después voltereta en el aire en la estercolá, para llegar al columpio volando, donde me llegaban los ecos de los latigazos crujíos para animar a la yunta.

A veces Casiano, llegaba de Monturque con su piara de cabras, otros crujíos, para que sonara el cencerro de la marcha buscando donde roer el verdecillo. Mandaba apartarse el crujío del porquero, porque se podía coger el “chinchón”.

Con mi primer látigo de varilla de olivo e hilillo de amarrar las alpacas, no llegué aprender a mover una chispa de ruido; pero la proverbial llegada del talabartero, me armó con una tralla que estallaba al viento. Excelente nota en el primer examen, para trillaor, cabrero o del noble oficio de Ulises: conductor de manadas y ecos. Me suspendieron en la asignatura de David, porque mi onda tenía desviado el punto de mira. Hasta un nuevo estío.

Hoy segundo día de verano, las cábalas andaluzas no nos dejan, entre la bulla de turistas, vamos con la cabeza gacha y remangados los subcampeones de las elecciones autonómica.

El excepcional libro “Las Cosas del Campo”, de Muñoz Rojas, siempre me trujo en conservar, mi diccionario Tesoro léxico de las hablas andaluzas obra de mi inolvidable amigo, Manuel Alvar Ezquerra; así que escribo trabado en ello.

Ahora, querido Daniel, tuve la oportunidad de conocer y querer en mis primeros años en el PSOE, a muchos viejos y sufridores militantes, pero hay uno especial, Felipe Aranda: excepcional perote, ejemplo de trabajo, afectividad, solidaridad y cercanía con sus vecinos, el que nos decía, si yo supiera escribir, me sobrarían manos para difundir lo que pienso; hasta uno de sus antagonistas  políticos aloreños, el llamado Marqués del Voltio, me expresó su profunda admiración. Esa savia que nos legó, con la que nos regaron tantos felipes anónimos, era más vital que institucional, y por todo puestecito inane, se valían de lo que llevaban puesto. Hoy con móviles y wifeando, aquellos ejemplos fáciles y contundentes que nos permitieron mejorar Andalucía, nos pueden ayudar a conducirnos después del “crujío” malagueño.

Curro Flores

 

 

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