LAS ANDALUZAS SIN EL DEBATE

 

LAS ANDALUZAS SIN EL DEBATE

Quienes plasmaran el acuerdo para los debates televisados por las emisoras públicas en las elecciones andaluzas, nos dejaron sin la menor  idea, de que faltaron al encuentro del seis doble, veintiún candidates, entre partidos y coaliciones que se presentan el 19 de junio para gobernar nuestra variopinta tierra.

Esas ausencias masivas, pero más que abundantes presencias en los platos lunáticos de la Primera y Canal Sur;  ha dado lugar a que todo parezca a un antiguo chachachá cubano de la fiesta del lugar, en la que cada cual ha marcado sus pasitos, naturales o de academia, con algún que otro pisotón, sin que nadie, salvo  unos extraños jurados de científicos de la politiquería y medios amigos, se atreva a decir quién se lleva la palma.

Si en el pulso previo a ajustar las disputas emitidas, ha ganado alguien, no es necesario decir, que los representantes de Juanma y Medio se han llevado con creces el gato al agua; adjuntando a él,  les que se han llevado  les minutos de gloria por ser minoritarios, les que se han visto en pie de igualdad a las dos grandes formaciones que luchan por el San Telmo, patrono de los marineros.

Los, las, les visualizados, nos han dejado sin ver el furgón de cola, demasiada competencia para tan pocas presencias. Dirán: -“¿qué se habrá creído éste? La verdad es que poner 27 atriles para los distintos participantes, acaban en pupitres, para mejor alumnizaje  de sus enjundias políticas y pavor de los televidentes.

Así que el señor Moreno pudo pasar desapercibido, en sus recitativos presidenciales, ya que esa era su misión, para conservar la percepción favorable hacia su labor, labrada por los tres años de abusiva propaganda. Espadas, que tenía la obligación de ilusionar, al tiempo de aclarar la realidad, que ocultan las ínfulas baratijas, entre charlas de peluquería y barbería unisex, no ha tenido tiempo ni de ajustarse el flequillo del cartel.

En fin, me queda llamar a la participación, pre-post playa, piscina, misa o romería del lugar. Aunque poco pueda añadir, dicen, un debate entre Espadas y Moreno, hurtado a la concurrencia en aras de la democratitis,   sí podría haber orientado a los indecisos. Mover las cartas marcadas de la percepción, merecida o no, tratando de ajustarla a la sonrojante realidad, en el patíbulo de las ejecuciones electorales, la verdad es la que pierde la cabeza, en cualquier manual electoral que se precie.

Curro Flores