jueves, 23 de junio de 2022

REPSOLANDIA DE LA TORRE

REPSOLANDIA DE LA TORRE

Solía repetir Pedro Aparicio, entre angustias municipales, que para gobernar un ayuntamiento, hacían falta las coronarias de un deportista de treinta años, con la sesera bien experimentada de la senectud. Cuando no ocurre, te puede pasar como al presidente Biden, quién quiso en un discurso definir con una palabra los Estados Unidos, le patinó la glándula pineal ante el selecto auditorio, y todos se quedaron sin saber si era tururuá, aserejé o supercalifragilisticoespialidoso el dichoso vocablo.

Ayer el recurso presentado por la plataforma  Bosque Urbano, dejó sobre la mesa a expensas de la resolución judicial, la adjudicación de los proyectos de las torres que el equipo municipal pretende implantar en los terrenos de los antiguos depósitos de Repsol.

Los terrenos ocupados por Repsol y CAMPSA, junto a muchas penurias urbanas y las arcas con telarañas, fue gran parte de la herencia recibida de los “camisas viejas”, antiguos compañeros de gestión consistorial, los viejos amigos de Paco, entonces joven presidente de la Diputación franquista. Conviene recordarlo, pero no añade nada, el voto redime hasta a los gilistas. También es para el recuerdo, lo que a Aparicio le costó, en duras batallas y mil sin sabores, firmar el desmantelamiento de los bidones.

Con la “singular” ciencia del primo de Rajoy: don Francisco de la Torre ha dado una lección a los aguerridos del Bosque Urbano, quienes pretenden ocupar con un parque los terrenos de Repsolandia. Sirviéndose de un algoritmo tan diabólico, como el de decir que las torres de viviendas y locales a construir, disminuirían las emisiones de dióxido de carbono en la Ciudad del Paraíso, frente al sembrado del parque que demandan.

Vista la ciencia del Alcalde en el arte de iluminar a su parroquia, los “bosquistas” tienen incendiada las redes. En malagueño dicho: -qué se habrá creído el chavó de la cová, para tomarnos como unos cascarillas que estuviéramos cucurretas. Muchos años con el bastón de mando, dan para un desorbite neuronal peligroso: se  ambicionan museos de joyas, regatas universales, EXPO, raquetazos, rascacielos,  y todo lo que se aprecie en el mundo mundial de los eventos.

Es más facilito que averiguar, el augusto dilema, de la emisión de gases de efectos solaneros. Someternos a la feliz conclusión de la alcaldada, porque lo mejor sería aumentar el número de torres a edificar, dejándole a los de Bosque Urbano unos alcorques, más el solar del mercaillo de los miércoles al vecindario.

Por ser fiel  a los apellidos, uno prefiere sembrar  torres y yo prefiero flores. También se entendería más, lo de hacer caja, vendiendo los preciados solares, con el propósito de  aumentar las prestaciones municipales y menos simplezas.  En  conclusión, el solar de los antiguos depósitos de CAMPSA,  con su amplio jardín, es un pulmón para el disfrute colectivo.

Curro Flores


 

 

 

 

 

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