miércoles, 29 de junio de 2022

RETORNO DE JULIO QUESADA

 

RETORNO DE JULIO QUESADA

Mi hermano y amigo del alma, el filósofo Julio Quesada, ha vuelto de Jalapa. Mi queridísimo Ángel Valencia, sabedor de nuestra relación, me ha premiado con un encuentro sorpresa, invitándome a un almuerzo del Club Demos, en el que Julio sería el sabio invitado a su tertulia.

La premonición certera y caprichosa, me tuvo en el recuerdo de nuestra inigualable juventud, dos días antes. Una foto muy luminosa del antiguo Noche y Día de Torremolinos, aparecida en una red social, me dio un vuelco hacia aquellas madrugadas post discotecas, allí hasta encontramos en uno de sus exhibidores de libros arregimenados, un más que prohibido ejemplarcito de Grijalbo, El Marxismo, la Cuestión Nacional y Lingüística, de José Stalin, que nos acompañó en el autobús de vuelta a Málaga.

Una hora antes Julio estaba ensimismado en el salón, departiendo con la estimada María Elvira Roca, celebrada autora de Imperofobia y Leyenda Negra. Estorbé queriendo, pero nada podía sustraerme a mi deseo de abrazarlo, tras tantos años de ausencia despistemológica.

Llegó el maestro de ceremonia, el presidente  y amigo José Soldado, abad en el refectorio repleto y sin púlpito, quién tras el introito, nos lanzó el verbo de mi metafísico preferido, allá castañas. El sermón versaría sobre las nacionalidades incomodas, erradas y aberrantes, con un paseo entre Nietzsche y el horripilante ser  Martin Heidegger, del que solo me cae bien el legado de Hannah Arendt. Como oía poco, y que los nacionalismos me suenan a huevos de incubadoras con pretensiones de camperos, se me fue la olla a Husserl, porque estaban pergeñando el prefacio del libro del director Octavio Calleya, sobre la fenomenología en la interpretación musical.

Ordenado el debate, no me quede impresionado, porque escuché todo lo que a diario leía en los papeles contrarios a mi pensamiento, cincuenta años de disciplina dan para más aguante que el caballo de un picador. Aunque tengo la piel de cocodrilo pantanoso, todavía salta mi boca a un buen bocado, aunque la nueva cocina, nos mantuviera en la cuaresma de los detallitos.

Objetivo Pedro Sánchez, le dijeron de todo porque es bonito, aunque lo trataron como a un atún en la almadraba. Solo uno de los comensales se acordaba que Sánchez ofreció retirar el bote de censura a Rajoy si dimitía y delegaba en algún edecane predilecte, flaco favor le hizo a la parroquia.  El café puso el final,  nos intercambiamos teléfonos, me dedicó dos de sus libros, el último presentado ayer en el Salón de los Espejo del Ayuntamiento, el otro remachado y releído Otra Historia de la Filosofía.

Hemos quedado para vernos durante  su estancia en Málaga, para hablar de nuestras cosas con los filósofos alejándose en hidropedal, para no molestar nuestras vivencias a la  sombrita de los años.

Curro Flores

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